Ciudad de México.- Los humanos tendemos a confundir nuestros sentimientos. En la confusión, generalmente, mezclamos amor con apego, ese lazo que nos proporciona seguridad y hace que deseemos quedarnos allí, con esa persona, en el confort… Muchas veces, aunque sepamos que una relación no funciona – por más empeño que le pongamos-, solemos quedarnos tironeando de ella, hasta que la misma termina mal, cuando podría haber terminado bien. Cuando rompemos con alguien, por algo lo hacemos. ¿Qué hace que, en algún momento, busquemos regresar allí? El tema de los ex es uno de los grandes tema en tiempos de redes sociales. Por más que intentemos olvidar a nuestra antigua pareja, Facebook, Instagram y tantos otros espacios en la Web se encargan de recordarnos que él o ella están allí, vivitos y coleando. Aunque nosotros estemos en otra cosa y ellos tengan una nueva relación. Esas mismas redes sociales traen de la mano un nuevo fenómeno: el de los compañeros o novios de la escuela primaria o secundaria que, años después encuentran – o reencuentran – el amor de una etapa de la vida menos contaminada, al menos en el recuerdo. ¿Es una buena idea volver al ex? ¿Significa volver atrás? No existen matemáticas en esto del amor, así que cada quien habrá de animarse a hacer su propia experiencia. Si se produce el reencuentro con alguien que fue importante en tu vida, es bueno tengas en cuenta algunas cuestiones: * Registra qué te está pasando. ¿Qué sientes? ¿Es un entusiasmo real o una idealización de la fotografía del pasado? Date tiempo para ver si el deseo de reescribir la historia sentimental es mutuo, si ambos quieren construir desde el presente, una historia distinta a la de tiempo atrás. En ese caso, se impone confrontar las perspectivas para que nadie salga lastimado. * Ve con calma. En el ímpetu del reencuentro, puede que alguno – o ambos – se entusiasme en demasía, proponiendo convivencia, “blanqueo” de la relación ante los hijos, familia, amigos, etc. Paso a paso, que un imperio no se construye en un día. Por algo esa pareja se rompió en su momento. Las cosas y las relaciones, aunque hayan tenido una etapa preexistente, tienen sus tiempos de evolución y asentamiento. * Se franco y trabaja los antiguos resentimientos. Aunque una pareja haya terminado bien, de manera civilizada, no significa que no hayan quedado heridas y cosas no dichas, esos sentimientos que regresan – y lastiman – una y otra vez. Seguramente fueron, en gran parte, los que llevaron a la relación al final. Sin andar hurgueteando y buscando culpables, es bueno dialogar acerca de eso que aún duele en el alma para que el nuevo ciclo no esté contaminado de antiguos conflictos. Es bueno recuerdes los errores del pasado para reconocer el aprendizaje que los mismos dejaron y así evites recurrir en las mismas equivocaciones. * Redefine – y redefinan – el vínculo. Las personas cambiamos, las relaciones también y los contextos no se mantienen estables. No somos los mismos de ayer ni los que seremos mañana. Aquí y ahora. Dos que se disponen a reabrir un capítulo sentimental han de delinear el nuevo proyecto de pareja, establecer su contrato, capitalizando lo aprendido a partir de la ruptura. Puedes escribir una nueva historia si te animas a corregir algunos párrafos de la anterior.