Agencias /La Voz de MIchoacán México. Si alguna vez habéis sostenido en la mano un billete de dólar estadounidense y habéis observado el diseño de su reverso, es probable que os haya llamado la atención el extraño dibujo de una pirámide truncada, coronada por un triángulo rodeado de una gloria que contiene un ojo en su interior. ¿Qué significa este extraño signo? ¿Acaso están los Illuminati detrás del símbolo más ubicuo e internacional del capitalismo? Bien, sentimos acabar con las ansias de misterio de los amantes de las conspiraciones, pero el diseño corresponde en realidad con el Gran Sello de los Estados Unidos. Este es un signo de certificación empleado en los documentos oficiales emitidos en aquel país (incluidos pasaportes, carteles en embajadas, etc.) el cual al contrario que España y otras naciones europeas, no cuenta con un escudo heráldico. El anverso del sello, en el que aparece un águila calva sosteniendo un haz de 13 flechas y un ramo de olivo, es bastante más conocido que el reverso piramidal, que es el que aparece en la “cara b” de los billetes de 1 dólar y al que hoy dedico este artículo. La interpretación oficial es que la pirámide representa la fortaleza y durabilidad, y efectivamente está incompleta porque el trabajo de construir una nación jamás finaliza. Por otro lado, el ojo dentro del triángulo representa “al que todo lo ve”, es decir a la divina providencia. Detrás del modelo, que fue aprobado por el Congreso el 20 de junio de 1782, hay nombres muy ilustres de la historia fundacional de los Estados Unidos. El proceso creativo es realmente interesante porque tanto el ojo como la pirámide son símbolos relacionados con la masonería. El ojo por ejemplo, suele emplearse para representar al Gran Arquitecto del Universo, es decir a Dios. Durante el siglo XVIII, las personas cultas estaban muy familiarizadas con el símbolo de la pirámide truncada, por lo que en realidad los padres de la patria echaron mano de un diseño bastante común en su época. ¿Entonces hay influencias masonas? Bien, lo cierto es que se sabe que había algunos masones en el Congreso de la época, incluyendo a George Washington, Benjamin Franklin y posiblemente Thomas Jefferson. Estos dos últimos formaban parte del comité al que se le asignó el diseño del Gran Sello, por lo que no habría que descartar la idea. El grupo de políticos ideó el concepto, pero el responsable artístico de llevarlo a cabo fue el diseñador y experto en heráldica Wiliam Barton, natural de Philadelphia. La idea de ficharlo surgió tras rechazar el Secretario del Congreso, Charles Thomson, los modelos preliminares presentados por los padres de la patria. Por ello, hoy en día se considera a Barton y a Thomson como co-creadores del sello. Por cierto, el lema que aparece bajo la pirámide (la frase en latín “Novus Ordo Seclorum”) puede traducirse por “Nuevo Orden De los Siglos”. Sobre el ojo se lee “Annuit Coeptis”, lo que podría querer indicar “Él (Dios) ha favorecido nuestras empresas”. En la base de la pirámide aparece en cifras romanas el número 1776, referencia al año en que tuvo lugar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. Barton y Thompson, responsables del diseño del Gran Sello de los Estados Unidos. (Crédito imagen: Wikipedia). Por cierto, no se sabe si Barton y Thomson eran masones, aunque en la poca correspondencia de ambos que se conserva, nada lo sugiere. En fin, como veis no hay nada de “ocultismo” ni mucho menos de “Illuminati” tras el peculiar símbolo. En realidad es solo una extraña y original forma de representar a la democracia.