Redacción / La Voz de Michoacán Un comercial de Nike ha sido descaradamente copiado por el PAN en Guanajuato y, como en cada periodo electoral, habrá que acostumbrarse a esta y cualquier tipo de atrocidades publicitarias. La propaganda será tema todos los días de aquí hasta el 2 de junio, cuando México asista a sus elecciones federales. Ya pueden detectarse varias de las prácticas que caracterizan a los partidos políticos en esta era: el Partido Verde, que ya puso a trabajar a su maquinaría de influencers a hacer videos "casuales" sobre propuestas suyas —no importa en qué elección leas esto—. Lo hacen de manera tan burda que ya ni siquiera sorprende y los influencers tampoco se esfuerzan en disimularlo. Movimiento Ciudadano, por su parte, ya descongeló mediáticamente al hoy adolescente Yuawi, su imagen en cada proceso electoral. Como en aquel diálogo de Los Simpson en el que Lisa lee la mente de Bart consciente de lo previsible que es su hermano, los partidos políticos empiezan a repetir los patrones que, según ellos, dan vida a la propaganda de fina costura: plagiar comerciales, cambiarle la letra a canciones famosas, usar frases de redes sociales para encajar con "la chaviza". Eso es lo que genera ver el citado comercial del PAN. Muchos recordarán, especialmente en México porque salió Jorge Campos, ese mítico comercial “Good vs. Evil” de Nike, en el que, en un Coliseo romano, futbolistas de todo el mundo se enfrentan a demonios invencibles y terminan derrotándolos con un golazo de Eric Cantona. El PAN entonces decidió que era buena idea escenificarse como aquellos futbolistas y sacar su video, según el cual ellos son las fuerzas del bien que deben proteger a México. La idea no sería tan mala si no fuera una copia tan descarada. Al menos quedaría ahí a destacar como un intento diferente de hacer anuncios políticos en una época, como todas las anteriores, en la que nadie se esfuerza. Porque a los partidos políticos no les gusta gastar mucho tiempo, que sí dinero, en pensar sus ideas. Por eso es más fácil recurrir al manual de trucos que todos ocupan. La intercampaña, periodo en el que no se puede hablar de propuestas ni llamados al voto explícitos, terminará este 29 de febrero y entonces sí, a partir del 1 de marzo, habrá que estar listos para la guerra que se librará en medios de comunicación y redes sociales. Y tener la paciencia para verlo porque los spots políticos terminan por ser tan invasivos que uno los ve aunque no los quiera ver. Ya lo dirá alguien: todo lo que sé de los spots de las campañas lo sé en contra de mi voluntad. Es muy raro que un spot logre captar la atención por los motivos por los que se supone que existe: para informar a la gente sobre las ideas o propuestas de un partido o un político. Más bien, cuando estos anuncios llegan a tener popularidad es precisamente porque se convierten en un meme. Por ejemplo, aquel en el que una doctora les dice a dos padres que su hijo será igual que ellos... pobre. Vaya, fue un comercial que motivó cientos de memes y que seguramente hoy sigue siendo muy recordado, aunque pocos, muy pocos, recuerdan que era del PT. Quizá esa sea la forma más precisa de medir el éxito de la propaganda política: si es digna de memes, ya por lo menos sirvió para algo. Pero si no aporta ni eso, si es una idea reciclada hasta el hartazgo o, peor todavía, si es una copia de un comercial (que además de plagiarlo lo echan a perder), pues entonces no queda más remedio que resignarse y afrontar la dura realidad: los spots políticos van a ser desayuno, comida y cena por los próximos casi tres meses.