Agencias / La Voz de Michoacán Ser coleccionista o restaurador es una de las actividades que más generan pasión en el mundo automotriz pues existe una conexión emocional entre el dueño y sus autos. Sin embargo, hay personas que, sin planearlo, generan un vínculo de por vida con su coche y son más difíciles de encontrar. Ese es el caso de Kathleen Brooks y su “Vochito” que compró en 1966, el cual fue restaurado en Puebla por Volkswagen. Kathleen fue contactada por la empresa tras conocer su historia; la cual empezó en 1966 cuando compró su VW Sedán 1967 color rojo rubí. Para celebrar la lealtad de Kathleen con la marca, Volkswagen le ofreció restaurar a Annie en la fábrica de Puebla, donde se ensambló el último vocho en 2003. Y es que el coche ya había perdido su color original debido a la exposición al Sol y la brisa salada de la costa de California; Kathleen mantenía las ventanas abajo con un desarmador e incluso había partes de los asientos tan desgastadas que en cualquier momento podrían romperse. Por si fuera poco, el motor de Annie ya estaba bastante anticuado y desgastado luego de haber recorrido más de 560 mil kilómetros, lo equivalente a haber dado 14 vueltas al mundo. Antes de entregar el coche a los expertos, Kathleen explicó en una carta por qué Annie era tan especial. "Me recuerda mucho a mi misma: vieja, desgastada, oxidada y abollada [...] pero ha estado conmigo a través del matrimonio, divorcio, la compra de una casa, mi propio negocio, varios trabajos y tres batallas contra el cáncer"