Arturo Molina / La Voz de Michoacán Michoacán. A pesar de los esfuerzos institucionales para el cumplimiento de los ordenamientos territoriales y ecológicos del estado de Michoacán de los últimos 3 años, más del 90 por ciento de las administraciones municipales concluirán su periodo sin haber cumplido con sus obligaciones en la materia. Información de la Secretaría de Medio Ambiente Cambio Climático y Desarrollo Territorial (SEMACCDET), advirtió que en todo el estado se generó 1 Ordenamiento Ecológico estatal, 7 ordenamientos regionales con carácter de inclusión con los municipios y únicamente, 6 ordenamientos de las demarcaciones. Entre los pocos que cumplieron en los últimos 3 años, se encuentran Cotija, Morelia, Salvador Escalante, Ziracuaretiro, Lázaro Cárdenas y Uruapan. En al menos 3 de los casos antes señalados, se advierte la necesidad de estos documentos ante el crecimiento urbano, industrial y productivo que han experimentado en los últimos años. Desde el 2018, autoridades ambientales de Michoacán advirtieron multas de hasta 4 millones de pesos a las administraciones municipales que no cumplieran con sus obligaciones en cuanto al desarrollo de los estudios. A pesar de lo anterior, hasta le fecha no se ha dado a conocer a la opinión pública sobre sanción alguna a las demarcaciones que se encuentran a meses de ser renovadas en 112 municipios. La falta de cumplimiento de los distritos michoacanos en el desarrollo de sus propios planes de ordenamiento territorial y ecológico, han forjado la necesidad de que se manejen de manera regional con el apoyo del gobierno del estado. Desde la Sierra Costa y otras zonas del estado han desarrollado esquemas de coordinación para estudiar el uso de los suelos y los recursos naturales. El objetivo es que estos programas de ordenamiento, sean tomados como herramientas por parte de los ayuntamientos para que cumplan con sus obligaciones. A decir la SEMACCDET, la importancia que representa este instrumento para las región, municipios y localidades es que permiten, ser mecanismos preventivos de protección al medio ambiente y de los recursos naturales; establecer una planeación adecuada respecto a la vocación de la tierra; inducir el uso del suelo y las actividades productivas de mayor aptitud; identifica en el municipio sitios para aprovechamiento, conservación, protección o restauración; ayuda a frenar el deterioro ambiental; apoya para reducir los riesgos de desastres al ubicar los asentamientos humanos en zonas adecuadas. Asimismo, facilita a las diferentes instancias de apoyo y fuentes de financiamiento a definir el tipo de proyectos y los sitios donde se puede implementar cada uno de ellos. Ciudades como Morelia, Lázaro Cárdenas y Uruapan han presentado crecimientos urbanos, industriales y de aprovechamientos agropecuarios desfasados de la protección medio ambiental y de toda regulación. En el caso de la capital del estado, se estima que creció a un ritmo de 12 por ciento en las últimas décadas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), lo que implicó un crecimiento en los desarrollos urbanos por el orden de las 3 mil hectáreas, principalmente sobre tierras de cultivo; lo que dejó afectaciones a las zonas de bosques y áreas de recargas de mantos acuíferos. El vertiginoso aumento de la población desregulado y falto de atención por parte de las administraciones municipales de las últimas décadas, trajo consigo la afectación a las zonas de recargas, que se han manifestado ya y generado escasez en cuanto al abastecimiento del agua del millón de habitantes de esta urbe. Ha sido en este municipio la constante; el desarrollo sin permiso de empresas constructoras de fraccionamientos y desarrollos habitacionales, así como los 300 asentamientos irregulares que se encuentran incluso, sobre zonas de peligro. En lo que respecta al Puerto de Lázaro Cárdenas, la falta de ordenamiento territorial ha sido devastador para los ecosistemas. Según reportes de especialistas de la zona, ya se han perdido grandes extensiones de manglares y reservas ecológicas. El desarrollo portuario, habitacional y turístico desfasado de programas de ordenamiento ecológico y de desarrollo urbano, han generado la pérdida del 60 por ciento de la superficie de sitio Ramsar del municipio.