Javier Favela / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Las cárceles no son universidades del crimen ni tampoco nidos de blancas palomas, atajó Ignacio Mendoza Jiménez, quien reprochó que sea muy fácil culpar de los males de la sociedad a 6,500 personas hacinadas en los centros penitenciarios de Michoacán. “La verdadera universidad del crimen está afuera”, reviró el jefe del sistema penitenciario, en la sede de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), a donde acudió para conocer el Informe de resultados sobre las visitas de supervisión a los Ceresos. En su opinión, los internos son víctimas del sistema y un reflejo del ‘mexican style’, el de aquellos que llegan como invasores a Qatar rompiendo reglas y brincándose el estado de derecho. Ciertamente, “hay un grupo de compañeros adentro de las cárceles, a los que yo llamo los Nininís: ni estudian, ni trabajan ni quieren hacerlo”. Reconoció que hay muchísimas dinámicas violatorias de los derechos humanos en los centros penitenciarios del estado. “Es prácticamente imposible certificar al Mil Cumbres por tantos años de dinámicas perniciosas. Es como mover un elefante”. Mendoza Jiménez celebró que el ombudsperson ya no llegue como enemigo de las instituciones, apuntando con el dedo flamígero, vanagloriado de emitir 850 recomendaciones llenas de estridencia y pirotecnia, a las que “obviamente yo no les iba a hacer caso”. Mendoza comentó que el área de inteligencia de la autoridad penitenciaria detectó que “cuatro angelitos se estaban poniendo de acuerdo para matar a testigo de su asunto”. Los internos se quejaron de violación de derechos humanos por el traslado de Morelia a Apatzingán, en donde se encuentra el único penal certificado. “¿Hay que sacar una recomendación estridente? Aquí empieza el debate: ‘La Comisión Estatal defiende delincuentes’. Eso es muy rentable mediáticamente, pero no resuelve el asunto”. Y desafió: “¿Para qué le jugamos al vivo? Los hoyos fonki ahí están, donde se cometen atrocidades que nunca salen a la luz pública”. Planteó que los centros penitenciarios no deben ser mazmorras ni los instrumentos de venganza que quisiéramos. “O dejemos la doble moral para tomar decisiones de fondo: deshacerse de ellos. ¿Quién sería el valiente que diga: yo estoy a favor?” Mendoza asumió que resulta “un poco inhumano” tener custodios penitenciarios “de 24 por 48 horas”. Aceptó que, en materia de derechos laborales, “vivimos en una Finlandia simulada”. Hay décadas de rezago en inversión en centros penitenciarios. Expuso que se hacen malabarismos para cubrir las necesidades. “Se nos va al 100, presupuestalmente, darles 8 horas” a los custodios. Ayer la CEDH presentó Informe sobre las visitas a los Ceresos, aplicando guías metodológicas, para ver si respetan los derechos humanos de las personas privadas de su libertad desde una perspectiva integral y transversal. El Informe reporta lo que hallaron en la unidad especializada para adolescentes y adultos jóvenes, y en los centros de Reinserción Social de Apatzingán y de Maravatío, con puntajes de 4.4, 4.3 y 4.3, respectivamente, bajo la escala de Likert, donde la puntuación máxima es de 5. “¿Qué hacemos con los celulares? No hay un marco legal en México para prohibirlos. El Poder Judicial es el único que puede suspender derechos humanos y es el único que puede prohibirle utilizar un celular a un condenado por homicidio”, ejemplificó Mendoza. Tampoco hay marco legal para la visita conyugal entre personas del mismo sexo, apuntó el coordinador de centros penitenciarios.
La Voz de Michoacán
