Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. A un mes de que concluya la temporada de anidación de la mariposa Monarca en los bosques del oriente Michoacano, comuneros de la región se preparan para cerrar el que podría ser considerado como el peor año de la historia reciente en cuanto a capitación de turismo y derrama económica. Derivado de la crisis humanitaria y sanitaria del COVID 19 en Michoacán, México y el mundo, la afluencia de visitantes se desplomó hasta en un 70 por ciento hasta el mes de febrero, con lo que la caída de los ingresos de las familias también ha sido significativa. Históricamente, el segundo mes del año es el de mayor afluencia de visitantes tanto nacionales con internacionales, mismos que aprovechan el ligero incremento de la temperatura para ver a los lepidópteros en todo su esplendor. Este año, la historia fue muy distinta e incluso el mes de febrero inició con las puertas cerradas por los rebrotes de contagios. En voz de Amado Gómez, autoridad Ejidal del Rosario, en el municipio de Ocampo, advirtió que el panorama económico para las cientos de familias es delicado, toda vez que los casi cinco meses que permanece el icónico insecto en la sierra y la atracción turística permite una derrama económica para los comuneros, sus familias y la protección del bosque.Venían de una “buena racha”. Desde el 2015 y hasta el 2019, los santuarios de la mariposa monarca de Michoacán concentraron, además del 80 por ciento de la mariposa que llega desde los bosques del norte de Estados Unidos y Canadá, a los turistas nacionales internacionales. En promedio cada año superó al otro gracias a la promoción, protección y trabajo de las comunidades enclavadas en el oriente Michoacano. Está temporada fue distinta, aunado a que abrieron semanas más tarde por el cierre de actividades no esenciales en el mes de noviembre y la capacitación de los trabajadores de los santuarios, la actividad turística a nivel mundial se ha desplomado. En números concretos, la temporada turística comprendida entre el 18 de noviembre de 2017 y el 31 de marzo de 2018, se registró una afluencia de más de 230 mil visitantes, un incremento del 40 por ciento de visitación turística en relación con las últimas cinco temporadas mientras que la del 2019 registró 250 mil visitantes, más de 2 mil en un solo día. Para la temporada del 2020 al 2021, aún no se tiene una cifra cercana a los años de menor aforo.El transporte de pasajeros, servicios de hotelería y ecoturismo han registrado una incidencia a la baja que ha dejado desprotegidos a los santuarios de la Monarca. Incluso, el mes de febrero lo iniciaron con cierres de hasta cinco días completos debido a los rebrotes de contagios de Covid 19 documentados en todo el estado de Michoacán. En promedio, son más de 300 familias las que dependen solamente del santuario del Rosario y las actividades económicas que ahí se desarrollan por lo que la apuesta de los ejidatarios es mantener los santuarios abiertos apegándose a los protocolos sanitarios y sobretodo resguardando la salud de los adultos mayores. A diferencia de otros años, la mariposa y la cantidad que arribarán a los bosques Michoacán no fue un factor de preocupación. Mientras que las heladas, contaminación y otros factores preocupaban a los defensores de los bosques, para este año el Covid fue el principal punto de quiebre para los Santuarios.Asimismo, Amado Gómez aclaró que gracias al trabajo de mantenimiento de los núcleos de la biosfera Monarca, las bajas temperaturas de los últimos días no tuvieron impacto alguno en las poblaciones de lepidópteros. Hasta el momento no se han presentado percances al insecto emblema del estado de Michoacán. SANTUARIOS EN MICHOACÁN El Rosario que se encuentra ascendido por la montaña a lo largo de dos kilómetros, el cual cuenta con una altura de 3 mil 200 metros sobre el nivel del mar y numerosos especímenes de oyamel, pino y cedros que fungen como hogar para la mariposa. La Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, nombrada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con una superficie de 16 mil 100 hectáreas que integran a los municipios michoacanos de Contepec, Senguío, Angangueo, Ocampo, Zitácuaro y Áporo, en Michoacán. Y en lo que respecta al Estado de México en Temascaltepec, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende.