Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. El confinamiento por COVID-19, que se ordenó tanto en Michoacán como en prácticamente todos los países del mundo, reveló la cara más dura de la violencia contra la población diversa sexual; en el caso de la entidad, al menos 45 jóvenes denunciaron ante colectivos haber sido víctimas de violencia intrafamiliar durante sus estancias en sus hogares. “Jotea en otro lado”, “no te comportes así frente a tus hermanitos”, “dentro de la casa respetas las creencias religiosas y te comportas”, son las frases de más recurrentes de las que fueron víctimas cientos de jóvenes durante esta temporada, según reportan colectivos. Si bien se han logrado avanzar con la inclusión en el espacio público, el hogar es el último reducto que falta por obtener en términos de respeto y no violencia. En el marco del Día del Orgullo Gay, organizaciones de la sociedad civil pusieron el dedo sobre esta problemática que, manifestaron, son pocos casos en comparación a la realidad que se vive en los hogares. Los jóvenes homosexuales o de cualquier otra orientación no aceptada por la sociedad tradicional fueron víctimas durante la cuarentena, asegura. La pertenencia de Michoacán y muchos de sus municipios al “Cinturón cristero”, en donde se privilegia la religión por sobre la realidad de violencia que se vive en los hogares, ha complicado conocer a detalle los casos que se vivieron durante los últimos 3 meses en el estado. Sólo en Michoacán, de los 45 casos que se reportaron ante las organizaciones de la sociedad civil, dos jóvenes tuvieron que ser sacados de sus casas por el riesgo a que sus familiares atentaran contra su integridad física. Raúl Martínez Rojas, líder del colectivo Michoacán es Diversidad, argumentó que las consecuencias del confinamiento son violencia en el hogar en todas sus variables. Si bien se ha hablado de violencia contra la mujer, contra los menores y otros sectores, la población diversa sexual sigue prácticamente invisible ante la problemática de la violencia. “Nos replantean, ya conquistamos la calle y podemos ser más visibles, pero la onda cristera nos sigue costando vidas. Habrá que replantear estrategias y herramientas para el espacio privado, los hogares no son los lugares más seguros”, dijo Raúl Martínez. Aseguró que tener 45 denuncias por violencia es un hecho importante. Muchos de los jóvenes agredidos por sus familiares no se atreven a denunciar a sus padres, hermanos o parientes cercanos por los lazos sentimentales y sanguíneos que los siguen uniendo. La situación es bastante compleja. Según datos generados por las mismas organizaciones a partir de trabajos periodísticos, en los últimos 23 años se tienen un registro de 89 homicidios de personas de la comunidad LGTB, de los cuales, no se tienen razón de cuántos habrán llegado hasta las últimas consecuencias en materia legal debido a que no se procesan como delitos de odio, sino como simples homicidios dolosos. Lo que más preocupa es que no se cuentan con cifras oficiales que permitan visibilizar las condiciones de agresiones y de homicidios a hacia la población diversa sexual. Incluso, si han tomado la información de los medios de comunicación, aseguran que “la mayoría de ellos suele revictimizar a los fallecidos o agredidos por medio de encabezados que, por sí mismos, ya son discriminatorios”. En la entidad, los varones de 20 a 35 años son los que sufren más discriminación, así como las personas transexuales de 25 a 40 años de edad. En la actualidad, Michoacán se encuentra posicionado en el séptimo lugar a nivel nacional en cuanto al número de agresiones de odio y homicidios en contra de la población diversa sexual, que, si bien no se encuentra entre los primeros cinco a nivel nacional, si se destaca que las condiciones de violencia e mantiene aún con las estrategias de concientización.
La Voz de Michoacán
