Javier Favela / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- Los tribunales penales de Michoacán impondrían prisión vitalicia a quien cometa feminicidio, de aprobarse la iniciativa ciudadana que firman la exsecretaria de la Mujer, Nuria Gabriela Hernández Abarca; la expresidenta del sistema anticorrupción, Elvia Higuera Pérez; y Verónica Villaseñor, madre de Jessica González. Este jueves el pleno del Congreso dará trámite al anteproyecto de reforma y adición al Código Penal para imponer cadena perpetua a los homicidas dolosos de una mujer en los siguientes supuestos: cuando el asesinato tenga antecedentes de violencia psicológica, de abuso sexual o de violencia familiar, cuando la víctima tenga indicios de violencia física reiterada, cuando el cuerpo de la víctima sea expuesto en forma degradante en lugar público o cuando se mutile el cuerpo de la mujer antes o después de matarla. La prisión vitalicia no existe aún en Michoacán, pero ya está regulada en el Estado de México, en donde ha sido aplicada en los casos de “Nancy N.” y “Fátima N.”, con independencia de que la víctima sea menor de edad, esté embarazada o sea discapacitada. “La sociedad michoacana exige sanciones más duras”, afirmaron las activistas en la propuesta de adición al tipo penal de feminicidio, al denunciar la existencia de vacíos legales en el acceso a la justicia y en las sanciones punitivas que llevan a dilatar dolosamente los procesos penales, dejándole a las familias la carga de la prueba. En los últimos dos años, Michoacán registra un promedio anual de 100 asesinatos de mujeres. El 64 por ciento de las mujeres agredidas por esposos o novios sufren violencia severa y muy severa, según datos del INEGI que retomaron Nuria Hernández, Elvia Higuera y Verónica Villaseñor, al tiempo que contrastan las numeralias feminicidas de la Fiscalía y de ‘Humanas Sin Violencia’. Las frías cifras no reflejan el dolor, la impunidad y la injusticia, “cada vez que las autoridades inquieren que se fue con el novio, cada vez que señalan que anda de fiesta y regresará mañana, cada vez que aparece asesinada, denigrada y lastimada, y se justifica con el argumento de que ‘la mataron por cómo se vestía’, cuando la revictimizan y la vuelven a crucificar aún muerta, con el pretexto de que estaba ebria, que salió de noche, que las mujeres deben estar en la casa, que deben cuidarse ellas mismas. Frases que se repiten sistemáticamente y que asumimos como verdad histórica”. Las activistas también demandaron al Congreso darle suficiencia presupuestal a la atención integral y transversal de las mujeres.