Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. A varios días del accidente en la autopista Siglo XXI en el estado de Michoacán, se han atendido a las víctimas mortales y heridos de la intoxicación por amoniaco. No obstante, respecto a la atención al impacto ambiental generada por los miles de litros del gas que se vertieron en la zona, poco o nada se ha detallado. La Mesa de Seguridad Ambiental en general, desconoce de las medidas que han tomado dependencias como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para atender y sancionar a los responsables del accidente. Debido a que se trata sobre manejo de químicos y una rúa federal, autoridades estatales prefirieron que compete por completo a la federación dar atención al impacto ambiental que se habría generado con el derrame. Incluso activistas cuestionaron esta misma semana la poca o nula atención que se le estaba dando a la contaminación de los suelos, que terminará por repercutir a la salud de ambas poblaciones. Fue en los límites entre Michoacán y Guerrero, que se dio la volcadura de una pipa con doble carga de tranques de amoniaco. En el kilómetro 264 de Morelia-Lázaro Cárdenas fue que se presentó el percance, en el cual las víctimas fueron pasajeros de la línea Purépecha que se dirigían al interior del estado. La preocupación radica en la contaminación del suelo y posteriormente a los ya de por sí afectados mantos freáticos que captan el agua que posteriormente es distribuida al interior del estado. No obstante, no se han dado a conocer advertencias, actuaciones o trabajos de mitigación en el impacto ambiental por parte de la federación. El amoniaco constituye la base para la producción de los fertilizantes nitrogenados, y la mayoría de las fábricas contienen instalaciones que lo proporcionan, sin considerar la naturaleza del producto final. Asimismo, muchas plantas también producen ácido nítrico en el sitio. La materia prima preferida para producir amoníaco es el gas natural; sin embargo, se utiliza carbón, nafta y aceite combustible también. Los fertilizantes nitrogenados más comunes son: amoníaco anhidro, urea (producida con amoníaco y dióxido de carbono), nitrato de amonio (producido con amoniaco y ácido nítrico), sulfato de amonio (fabricado con base en amoníaco y ácido sulfúrico) y nitrato de calcio y amonio, o nitrato de amonio y caliza (el resultado de agregar caliza al nitrato de amonio). Con respecto a su impacto en el medio ambiente, hay que tener en cuenta que el amoníaco como fertilizante tiene un impacto en la atmósfera, lo cual acaba afectando a los ecosistemas terrestres y marinos. En este sentido, sus emisiones incrementan la temperatura del planeta y afectan negativamente a la calidad del agua. Debido a su potencial dañino, su uso industrial está sujeto a estrictas medidas de seguridad. En cuanto a su almacenaje, debe realizarse en lugares frescos, secos y alejados de la luz solar directa. Aturo Chacón, investigador del Instituto de Investigaciones de los Recursos Naturales (Inirena), opinó que uno de los aspectos que podría ser benéfico en el accidente de la autopista Siglo XXI de la semana pasada, es que los compuestos nitrogenados del Amoniaco, tendrían una rápida volatilización del líquido. Por lo anterior aseguró que incluso se podrían tener buenas expectativas en cuanto al daño, no así para los organismos vivos que quedaron expuestos durante horas al peligroso gas. El traslado de agroquímicos sigue siendo algo incluso cotidiano en el estado. La alta tasa de producción agrícola ha propiciado la demanda y consecuentemente el crecimiento de la oferta de productos químicos que tienen un impacto importante tanto en el medio ambiente como en la salud de los michoacanos. Actualmente existen un total de 1 mil 300 concesiones a empresas distribuidoras de productos químicos para el campo que venden toneladas de productos en las diferentes regiones productivas del estado. Las autoridades reconocieron que en prácticamente todos los países se están tomando medidas de mitigación para el uso de productos de síntesis química de plaguicidas, por lo que México y el estado de Michoacán no deben de quedarse atrás.