Juan Bustos / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. En Michoacán se carece de posibilidades reales de fijar el momento de regreso a clases presenciales, hay que aún no se dan condiciones de insumos y la infraestructura no está garantizada –ni lo estará para el mes de agosto como anticipa la SEE-, por lo que se busca cargar la responsabilidad a los padres de familia, expuso Erik Avilés Martínez, presidente de Mexicanos Primero Michoacán, quien reconoció que, no obstante, la paradoja es que urge el regreso a las aulas. En entrevista con esta casa editorial, el especialista apuntó que a un año del confinamiento derivado de la presencia de la pandemia por COVID-19 en Michoacán el costo en materia educativa ha sido inmenso: “el rezago en el aprendizaje, el cual impactó ya hasta tres ciclos escolares y, en caso de no remediarse, puede marcar a toda una generación de estudiantes michoacanos”. Reiteró que es una realidad que los alumnos michoacanos, como otros en el país, están siendo aprobados en el papel, pero carecerán de los conocimientos correspondientes al grado escolar que ostenten. Agregó que una muy escasa minoría de estudiantes está logrando aprender en casa, mientras que sólo tres de cada siete estudiantes tienen Internet en su casa, y solo uno de cada seis hogares tiene a un profesionista como padre o tutor, por lo cual, difícilmente más del 10 por ciento de la población estudiantil tiene conectividad y un acompañante del aprendizaje a distancia. Incluso, aquellos con conexión a Internet, muchas veces no es lo suficientemente estable para poder recibir todas las clases al día sin cortes o pausas en el servicio. Según los cálculos del organismo, el abandono escolar puede alcanzar una cifra de hasta 169 mil estudiantes fuera de las aulas, por razones socioeconómicas, sanitarias y de costo de oportunidad. “Cientos de maestros, estudiantes y padres de familia han fallecido, en cifra que requiere precisarse por parte de las autoridades educativas”, dijo. Manifestó que existe una cifra oscura de personas en situación de analfabetismo y rezago educativo acumulado durante la pandemia la cual permanece en la opacidad, lo mismo que el gasto implementado en materia educativa en este año de contingencia. “No se sabe en qué se ha gastado el dinero, no sabemos cuántas computadoras ni tinacos se han entregado y quiénes las han pagado”, dijo. Avilés Martínez indicó que, pese al año de experiencia y tiempo para preparar el retorno, la realidad es que todavía el estado no cuenta con políticas públicas que garanticen condiciones para el regreso a clases. La autoridad no ha provisto los materiales, infraestructura, equipamiento ni consumibles necesarios a todas las comunidades escolares michoacanas para que pueda darse un regreso a la presencialidad”, dijo. Erik Avilés Martínez, presidente de Mexicanos Primero Michoacán Agregó que no están vacunados aún de manera formal los maestros, ni los trabajadores de la educación, ni estudiantes ni padres de familia; “menos aún, se sabe cuántos de ellos por medios propios han logrado vacunarse, por ende, a la fecha, no contamos con posibilidades reales de fijar el momento de regreso a clases”, dijo, pese al anuncio de la Secretaría de Educación del Estado (SEE) de que si los contagios bajan agosto sería la fecha para el regreso presencial a las aulas. Expuso Erik Avilés que sin una ruta acompañada de provisión que guíe a las y los maestros es imposible hablar de apertura, pues no sólo son las vacunas, sino resolver la falta de agua en una de cada cinco escuelas de la entidad y los insumos que se necesitan para el regreso seguro: líquidos sanitizantes, cubrebocas, termómetros, entre otros, haciendo real la gratuidad de la educación. Detalló que si bien han dado a conocer lineamientos estos trasladan el costo sanitario a los padres de familia, estudiantes y maestros y no comprometen recursos públicos para el regreso a clases, asimismo vuelven indispensables los comités de salud escolar pero no se corresponsabilidad de lograr su instalación ni que sesionen. Indicó que se necesita que en cada escuela se someta y se defina en asamblea, con la participación de las familias, el colectivo de docentes y directivos, y de niñas, niños y jóvenes, con los protocolos nacionales ya conocidos y socializados, cuándo y cómo abrir, para crear juntos el calendario y el escalonamiento de actividades. También, que se sistematice y amplíe la participación social en la educación en la que estén representadas familias, movimientos, sociedad civil, autoridades educativas locales y representantes sindicales, con minutas de acuerdos públicas, para dar seguimiento al proceso de reapertura, compartir buenas prácticas y proponer los ajustes a la estrategia y la normativa. Indicó que todo lo antes dicho solamente enfatiza la exigencia: se deben reabrir las escuelas, se debe regresar a clases, es un atentado profundo contra el futuro de las generaciones jóvenes seguir en este estado de cosas, pero con garantías. “Urge que la SEE diseñe un modelo de regreso seguro a la escuela y provea las condiciones para tales efectos”, dijo. Agregó que sí es urgente que niñas, niños y jóvenes regresen a actividades presenciales para recuperar y nivelar aprendizajes perdidos por la pandemia, especialmente aquellos más desfavorecidos, desconectados de Internet, que no han contado con apoyo parental en casa, quienes tuvieron afectaciones socioeconómicas, emocionales o estuvieron en contacto con violencia y estrés, así como faltos de convivencia.