Juan Bustos / La Voz de Michoacán La obra de Vasco de Quiroga debe inspirar a líderes para construir una mejor sociedad, pues se le puede considerar el fundador humanismo mexicano y su peso moral es superior a otros personajes históricos como Morelos o Cárdenas, argumentó Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de Chilpancingo Chilapa, quien fue el orador principal de la conmemoración del CDLVIII Aniversario Luctuoso de Vasco de Quiroga y promotor de la causa de santidad del primer obispo de Michoacán. El evento fue realizado en el Jardín de Las Rosas de Morelia, en el monumento erigido en honor del obispo de Michoacán, como parte de las celebraciones que realiza la Universidad Vasco de Quiroga (UVAQ) por su aniversario y donde acudieron figuras de la vida pública estatal. En su alocución el obispo expuso que era un momento importante y un deber conocer, reconocer y difundir la obra y gran labor evangelizadora, civilizadora, cultural, humanitaria y unificadora de Don Vasco de Quiroga que ejerció en la patria mexicana durante 34 años y que aún subsiste hasta nuestros días, “que debería ser un ejemplo, un modelo, una luz y una inspiración para todos los mexicanos”. Monseñor apuntó que México está atravesando circunstancias particulares en muchos terrenos y aspectos, donde se ha adueñado el desacuerdo y la inconformidad, la intolerancia, el autoritarismo de las ideas, las triquiñuelas jurídicas y parlamentarias, favoritismos deshonestos, gastos del público sin rumbo, compra de conciencias y personas por medio de las dádivas gubernamentales, la polarización social, la descalificación gratuita. Agregó que los líderes de la sociedad se muestran un tanto grises y erráticos, además de que no han podido convencer ni vencer, mucho menos mostrar un camino seguro y fiable para poder conducir los caminos y destinos de todos nosotros los mexicanos. Se ha adueñado de nuestra sociedad el conformismo, la apatía, el miedo, la desilusión, la desesperanza y el rechazo. Las mismas iglesias y confesiones religiosas en varias circunstancias, acontecimientos y decisiones oficiales nos hemos mostrado tibios”, subrayó. Frente ese contexto, el obispo apuntó que la figura de don Vasco de Quiroga como un hombre de fe apostólico, visionario, civilizador, humanista, educador, comprometido con su gente debe servir de ejemplo para los liderazgos de hoy en día”. “Tenemos a un tata Vasco líder, modelo a seguir, constructor de posibilidades, entrega a su misión y a su pueblo, amante y servidor, humilde y sacrificado, respetuoso de la humanidad indígena y el gran hermano y pastor que supo conducir a su gente”, reiteró. El promotor de la causa de Vasco de Quiroga indicó que hacía un llamado a toda la sociedad, a los sacerdotes consagrados y consagradas, seminaristas, políticos, intelectuales, científicos, médicos y enfermeras, dirigentes sociales, empresarios, incluso al crimen organizado a mirar en tata Vasco esa figura, ejemplo y modelo. Destacó que Vasco de Quiroga pertenece a los fundadores del humanismo mexicano, y recordó que el papa Francisco afirmó que fue el español el que se hizo indígena; “yo añadiría que tata Vasco es el primer mexicano pues logró el peculiar mestizaje, esa mezcla única que une lo mejor de los valores, de los valores europeos y de América, usos y costumbres de las diversas etnias indígenas con el humanismo cristiano del Renacimiento español” (sic). Para cerrar su discurso, expuso que Vasco de Quiroga era un férreo creyente de la virgen María y que precisamente llegó a México, Tenochtitlan, el 9 de enero de 1531, “aquí paso a la segunda parte, exactamente 11 meses antes de la primera aparición de la virgen de Guadalupe a San Juan Diego”. Siendo laico, en 1536 fue nombrado primer obispo de Michoacán, sin duda alguna don Vasco de Quiroga conoció y vivió el acontecimiento guadalupano, ya sea por las confidencias del obispo Fray Juan de Zumárraga, quien lo propuso como obispo de Michoacán”, reveló. Reiteró la necesidad de que la obra de Vasco de Quiroga como un referente en torno a cómo se debe impulsar un cambio y el progreso para los más desprotegidos, fundado en los mejores valores del cristianismo y con el respeto a los pueblos originarios.