Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Entre caminos taponados, familias desplazadas, secuestros y muerte, la Iglesia de Coalcomán, a nombre de los habitantes, denunció el persistente olvido de los gobiernos y promesas huecas ante el clima de violencia que impera en la región a causa de la guerra del crimen organizado. En una carta dirigida al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y al gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, el párroco de la parroquia de Santiago Apóstol, Jorge Luis, Martínez Chávez, expuso qua población lleva tres meses secuestrada por el constante clima d terror. Aquí la muerte puede documentarse con nombre y apellido, aquí la migración forzada se hace más constante; aquí también impera la ira y la avaricia de los grupos que se disputan el control de todo, aquí la desconfianza y el dolor se han vuelto el pan de cada día”. En el evento más reciente, los grupos delincuenciales abrieron una zanja en la carretera y dejaron incomunicadas a las comunidades Los Laureles yTicuilucan. En la misiva, el sacerdote detalló que durante el transcurso del presente año, cerca de cien familias han tenido que abandonar sus hogares porque secuestraron o asesinaron a alguno de sus miembros. No queremos que esta cifra macabra siga creciendo, no queremos convertirnos en estadística de la violencia imparable. No queremos que nos cataloguen como daños colaterales, somos ciudadanos leales, hemos trabajo muchos años honradamente, hemos contribuido con la hacienda pública, hemos votado y hemos realizado nuestros deberes cívicos”. A los gobiernos federal y estatal reprochan que se han hecho sordos ante los reiterados llamados de auxilio y solo han recibido promesas engañosas que suscitaron esperanza, pero paulatinamente han ido perdiendo, con proyectos que no se han concretado y que siguen colgados entre mesas y mesas de diálogo que no han cambiado la “desgraciada situación”. El padre Jorge Luis señala que en las montañas y serranías del municipio solamente se ha domiciliado la violencia, el miedo y el terror, por eso pide a los gobiernos morenistas de López Obrador y Ramírez Bedolla, que abanderan la Cuarta Transformación que ejerzan el poder y dispongan de la legítima autoridad que el pueblo les entregó para que cumplieran con el deber fundamental que todo Estado que se precie de serlo tiene que cumplir: salvaguardar la vida y la seguridad de sus ciudadanos. Nosotros somos las víctimas de una guerra que no inventamos, de una guerra que no peleamos, de una guerra que no amamos. Sin embargo, en la medida que se acrecienta el desinterés de la autoridad por nosotros, por los ciudadanos de Coalcomán, aumenta nuestro desánimo y nuestro desconcierto”. Pese al olvido, confían en la sensibilidad social de los gobiernos para que se reavive su humanismo y escuchen la llamada de auxilio y se compadezcan de su dolor.