Abril García / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La identificación de las especies de hongos comestibles es un conocimiento que trascendió de generación en generación desde épocas ancestrales y que actualmente se encuentra en riesgo de perderse debido a diversos factores, según explicó Víctor Manuel Gómez Reyes de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). En entrevista con La Voz de Michoacán, el especialista explicó que en el estado de Michoacán se tienen registradas alrededor de 700 especies de hongos, de las cuales alrededor de 200 se consideran comestibles. A pesar de que estas son aptas para el consumo humano, únicamente se acostumbra recolectar, preparar y consumir alrededor de 20 especies en las comunidades de la entidad. A través de sus investigaciones en distintas partes del estado, registró que en la Ribera del Lago de Pátzcuaro a finales de los setentas y principios de los ochentas se consumían alrededor de 49 especies de hongos. Actualmente, las especies que se consumen en las comunidades ronda de las 20 en los distintos municipios. Agregó que, en un trabajo realizado en Morelia, se registraron 16 especies que se comercializan en los mercados y tianguis como el Mercado Independencia y el Auditorio. El cultivar especies de hongos comestibles es beneficioso tanto para el medio ambiente, en tanto que contribuyen al aprovechamiento forestal, y a la vez, resulta provechoso para el ser humano, debido a que puede utilizarlo como fuente de alimento, si es que se tiene el conocimiento para reconocer las especies comestibles. El biólogo, quien se centra en el estudio de la etnomicología que es el rescate del conocimiento tradicional de los hongos silvestres, expuso cómo los habitantes de algunas de las comunidades indígenas tienen la capacidad de identificar las especies de hongos que acostumbran consumir mediante factores como los colores, las texturas o los aromas. “La gente que ha crecido toda su vida alrededor de este conocimiento, sabe perfectamente cómo identificar un hongo comestible de los que ellos consumen. De esas 20 especies. Ellos saben identificarlas por sus colores, por sus aromas, por los sitios donde crecen… de manera individual o en conjunto aprecian estas características para determinar si son comestibles o no”, apuntó. Este conocimiento, aprendido empíricamente y transmitido oralmente, puede incluso conllevar un sentido de identidad o de pertenencia. “En Capácuaro mucha gente me decía que para ellos era un orgullo saber cómo reconocer un hongo comestible porque no cualquier persona podía hacerlo, entonces les daba ese apropiamiento o esa identidad de pertenecer a su comunidad”, recordó con base en su experiencia. Sin embargo, se trata de un conocimiento que está en riesgo de perderse debido a los procesos de migración, la falta de interés o hasta las cuestiones ambientales. “El cambio de uso de suelo es otro factor muy importante. Si antes las personas tendrían que recorrer un par de horas para ir a recolectar hongos, ahora necesitan caminar al menos esas dos horas y luego recolectar el tiempo que les lleve, o sea otras dos horas. Eso implica que cada vez vayan menos y que haya menor disponibilidad del recurso y que este ya no se pueda heredar. Esta amenazado el conocimiento por muchos procesos”, explicó. En contraste, para las personas que no hemos crecido como parte de estas comunidades, existe una serie de características que permiten identificar la especie y, por tanto, saber si se trata de una comestible, tóxica o alucinógena. Sin embargo, indicó que “no hay una receta” para saber qué tipo de hongo es. “No hay una receta: no es que te diga todos los hongos blancos son comestibles porque hay muchas recetas blancas que son tóxicas. Igual los colores llamativos. Dicen que en la naturaleza un color llamativo significa peligro, pero hay especies de hongos rojas que son comestibles, como Exsudoporus frostii, y hay otras especies rojas, como la típica Amanita muscaria, que son tóxicas. El color por sí solo no te dice si una especie es comestible o no”, explicó el etnomicólogo, quien apuntó que la única manera para distinguir especies es estudiándolas, aprendiéndolas y reconociéndolas mediante la exploración en campo y la revisión de bibliografía. Víctor Manuel Gómez Reyes ha realizado una extensa investigación sobre los hongos en distintos territorios del estado de Michoacán, como Capácuaro, Santa Fe de la Laguna y San Juan Nuevo. Actualmente, se desempeña como docente y coordinador del Herbario Herbario de la Facultad de Biología (EBUM), así como encargado del Laboratorio de Macromicetos y Líquenes. Ha participado en actividades de divulgación científica como exposiciones de hongos silvestres con la Facultad de Agrobiología en Uruapan exposiciones en Cherán, San Juan Nuevo y Uruapan y montando la Exposición de Hongos en Senguio. Participará en la Exposición de Hongos de los alrededores de Morelia que se realizará este fin de semana. organizan El evento tendrá lugar del viernes 30 de agosto hasta el domingo 1 de septiembre en un horario de 09:00 a 15:30 horas. Contará con conferencias sobre el tema, la exposición de las especies y una muestra gastronómica en el Museo de Historia Natural, ubicado en el Bosque Cuauhtémoc.