Jorge Manzo/La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Hace 4 meses llegó a Michoacán el nuevo coronavirus (SARS-COV2) que vino a cambiar el orden mundial. Su principal característica es su sencilla y fácil dispersión, con una alta letalidad en personas que padecen hipertensión, diabetes y obesidad, problemas de salud que “ahogan” al 71 por ciento de la sociedad mexicana y los adultos mayores que hasta ahora habían logrado superar el promedio de vida nacional. Al Michoacán la COVID-19 atravesó sus fronteras un mes después de que comenzara a atacar a los primeros mexicanos, hoy está en 107 municipios, con un saldo abrumador: 8 mil 275 contagiados y 645 fallecidos. Tumbiscatío, Acuitzio, Lagunillas, Morelos, Jiménez y Chinicuila son los municipios que hasta ahora no han registrado casos positivos de la nueva cepa del coronavirus, pero sí ha habido sospechas de tener pacientes que han desarrollado la sintomatología. Por fortuna, las muestras analizadas en el laboratorio de Salud Pública han resultado negativas. Se estima que en Michoacán casi 3 mil personas en estos momentos deben estar en confinamiento debido a que han presentado tos seca, dolor de cabeza, fiebre, vómito y diarrea o ya son portadores de la enfermedad. A la par, los contactos de todos los casos confirmados y activos en este momento deben tomar las medidas pertinentes ya que podrían ser los vectores que la transmitan; la preocupación es que llegue a personas con comorbilidades. COVID-19 se escondería, por cada caso positivo, hasta en otras siete personas, de manera asintomática, por lo que se ha insistido en usar el cubrebocas, independientemente de que se tenga sospecha de estar enfermo; en el mundo ha contagiado a más de 14 millones de personas, con mayor incidencia en América. El inicio de la pandemia en el estado El 21 de marzo, el Comité de Seguridad en Salud oficializó los primeros cuatro casos positivos de COVID-19 en Michoacán; en el país ya había 203. A partir de ese día, las cosas comenzaron a cambiar. Se encendieron las alarmas. La realidad ya había alcanzado al estado. Morelia, Lázaro Cárdenas y Uruapan fueron declarados los tres municipios de riesgo, debido a su conexión con el extranjero vía el puerto marítimo y los aeropuertos internacionales. Y los epidemiólogos no se equivocaron, así fue como ingresó el nuevo coronavirus. Cuatro personas, el más grande de 72 años de edad, fueron los primeros casos confirmados en el estado. Ellos importaron la nueva cepa del coronavirus tras viajes que acababan de realizar a España, Italia y Turquía. Seis días antes de que se oficializaran los casos, comenzaron a presentar los síntomas. Un extranjero vinculado a Arcelor Mittal encendió las alertas. Foto: Víctor Ramírez, La Voz de Michoacán. Desde ahí, la enfermedad comenzó a invadir el puerto michoacano, aunque la empresa dijo que su primer caso no había tenido contacto con nadie y fue llevado a la Ciudad de México al Instituto de Nutrición “Salvador Zubirán”. Para entonces, 37 personas ya habían sido clasificadas como sospechosas debido a que presentaban la sintomatología. Al día siguiente, otras cuatro personas fueron confirmadas, todas ellas en Morelia, y así transcurrieron los primeros días. Las autoridades temían que la pandemia se saliera de control. La capital tiene casi 900 mil habitantes, pero más del millón de personas conviven, debido a las cercanías con Tarímbaro y otras localidades aledañas. Por fortuna, cerraron plazas comerciales, espacios públicos y esto impactó durante unas semanas de manera positiva. Cinco días más tarde, ya había 17 contagiados, dos de ellos en Lázaro Cárdenas; la pandemia comenzó a enfurecerse en el estado, al confirmarse el primer deceso en el puerto. Se trataba de la primera víctima mortal en el estado. No había viajado al extranjero, y alguien más lo contagió, lamentablemente no resistió debido a que presentaba comorbilidades. El 26 de marzo, la cifra de posibles portadores de la enfermedad crecía a 105 en el estado y en México la enfermedad ya estaba presente en 717 personas. Los epidemiólogos del estado sabían perfectamente que la pandemia pronto llegaría a las principales ciudades, debido a que la movilidad urbana seguía. Las actividades comerciales serían el detonante. Diana Carpio, secretaria de Salud, fue designada la coordinadora de la estrategia estatal. Cuenta con la formación profesional y es la cabeza del Comité de Seguridad en Salud, en donde también participan las representaciones del IMSS, ISSSTE, Ejército Mexicano, Marina Armada de México, así como la Guardia Nacional. Obligan a quedarse en casa Un mes más tarde, con 170 personas contagiadas en 28 municipios y 23 fallecimientos, el gobierno de Michoacán decretó el confinamiento obligatorio y el uso obligatorio del cubrebocas. La medida buscaba detener la movilidad de personas, sin embargo, esto desencadenó una serie de amparos, que más tarde no tuvieron los efectos. No se trataba de un estado de excepción, más bien, de que sólo las actividades esenciales se llevaran a cabo, bajo el argumento de que esto detendría el avance de la pandemia. Antes de que concluyera mayo también se dio por terminado el aislamiento obligatorio. En ese periodo de 140 casos confirmados con la enfermedad se disparó a casi mil 300 y de 18 defunciones creció la cifra a 113. La sociedad ya no aguantaba mantenerse totalmente en casa, las actividades económicas estaban colapsando. Especialistas advertían que se requerían más de 50 mil millones de pesos en la entidad para poder reactivar al estado, sin embargo, los únicos apoyos que fluían eran créditos del gobierno estatal, pero las obligaciones fiscales no se detenían, hasta que poco a poco cedieron. Foto: Tec de Monterrey. La industria turística se desplomó. Al igual que la de los restauranteros; en realidad farmacias, tiendas de abarrotes y hospitales operaron sin problemas, aunque tuvieron que instrumentar medidas rígidas para evitar contagios. Se trataba de actividades esenciales. En un mes se perdieron más de 10 mil empleos formales, aunque ya se arrastraba una pérdida de más de 14 mil entre abril y mayo. El 5 por ciento de los 720 hoteles que hay en Michoacán cerraron definitivamente sus puertas. Negocios emblemáticos también bajaron la cortina, debido a que no soportaron la contingencia. El regreso a una nueva convivencia El gobernador Silvano Aureoles Conejo anunció la estrategia de una “nueva convivencia”, definida por fases, cada mes y contemplaba la reapertura gradual de actividades que se mantuvieron cerradas, principalmente las no esenciales. Cada mes, el aforo creció un 25 por ciento comenzando a partir de junio. Esto ayudó a desahogar la economía estatal y de manera gradual la sociedad comenzó a reincorporarse a sus trabajos, sin embargo, esto comenzó a impactar en la cantidad de casos positivos del coronavirus. Entre mayo y junio se registraron 3 mil 385 casos positivos de coronavirus y 265 personas fallecieron. Sin embargo, el pico de la pandemia aún no se alcanzaba y la cantidad de portadores de COVID-19 siguió en crecimiento sostenido en julio, cuando se reportaron en un mes 3 mil 541 enfermos y 272 fallecieron; para esos tiempos 8 mil 191 ya habían contraído el coronavirus y 640 murieron. Las principales causas de defunción que detectaron las autoridades fueron complicaciones por diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedades pulmonares y asma. Foto: Samuel Herrera Jr., La Voz de Michoacán. La secretaria de Salud, Diana Carpio, afirmó a La Voz de Michoacán que cada que la movilidad urbana impacta en las proyecciones epidemiológicas, por lo que no se alcanza el máximo tope de casos positivos o defunciones, y cada que incrementa el porcentaje de reapertura de actividades, crecen los contagios, incluso, proyectó que en agosto la cifra nuevamente se verá alterada. Advirtió que no regresarán al confinamiento estatal, pero sí adelantó que se regionalizará la estrategia de tal manera que los municipios que presenten alteración en su comportamiento sí tendrán restricciones. Huetamo, Múgica y Apatzingán se convirtieron también en focos rojos. Ahí, de un momento a otro se registró una cantidad importante de casos. Se desplomó el mito de que en zonas cálidas el virus no tenía la capacidad para aguantar. En esas tres localidades hay mil 214 personas enfermas por el nuevo coronavirus, y la capacidad hospitalaria está limitada por lo que han tenido que trasladar a pacientes a Morelia y Zitácuaro. El regreso a clases no será en agosto y probablemente se mueve hasta el próximo año. Los eventos masivos como conciertos, obras teatrales o shows que impliquen concentraciones masivas tienen restricciones, pero empresarios han programado su realización para octubre, sin embargo, todo dependerá del comportamiento de la pandemia. La sociedad ha tenido que adaptarse a una nueva forma de vida, comenzando por la innovación en sus formas de realizarse, por ejemplo, en auto cines o auto circos. El cubrebocas ya es parte del estilo de vida de los habitantes. El gobierno ha instaurado un plan alimenticio para personas que se han quedado en confinamiento, y quienes han padecido la enfermedad. Michoacán tiene una estrategia paralela a la del gobierno federal, debido a que consideran que hay mensajes encontrados que sólo confunden a la sociedad. Mientras que a nivel nacional Michoacán está en semáforo naranja, en la entidad tienen sus propias mediciones y 14 municipios están con bandera amarilla debido al alto riesgo de contagios. Michoacán sigue en la pandemia Las autoridades han afirmado que Michoacán no ha salido de la pandemia, y que aún vienen temporadas complicadas. Si se relajan medidas, se corre el riesgo de que la enfermedad siga en crecimiento. En el estado se tienen más de 320 camas para atender a pacientes COVID-19 en la entidad, y hasta el momento el 50 por ciento de los espacios en terapia intensiva ya están ocupados por personas auxiliadas por ventiladores artificiales que luchan por su vida. El foco rojo ahora no está en Lázaro Cárdenas en donde se vivieron meses crudos que dejaron hasta ahora 2 mil 509 casos positivos de coronavirus y 135 defunciones; por la cantidad poblacional se cree que ya no puede salirse de control la pandemia en ese punto. La atención está en Morelia, la capital del estado, en donde se han tenido días de crecimiento sostenido de enfermos y de fallecimientos y un descontrol no sólo podría incrementar la ocupación hospitalaria, sino el rumbo de la pandemia.