Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. A raíz de los estigmas sociales, las personas transexuales experimentan violencias sistemáticas que les impiden gozar de sus derechos humanos fundamentales. Esto se traduce en obstáculos, rechazo y exclusión en áreas académicas, laborales o institucionales, así como restricciones al acceso a la justicia y maltratos en espacios institucionales. A través de una investigación realizada por este medio, hemos identificado los espacios de Morelia en donde las personas han experimentado violencia a causa de su transición de género. Los espacios en los que se han sentido violentades, violentadas y violentados suelen ser aquellos donde concurren multitudes de personas. “Principalmente en espacios públicos, en los puntos principales de la ciudad de Morelia; plazas, afuera de iglesias, afuera de tiendas abarroteras, en la universidad, en el Centro Histórico”, expresó Rodrigo Morales, performer de la House of Ataskadas. Por su parte, la activista Irene Valdivia comentó haber sido violentada en las facetas iniciales de su transición. “Lugares donde me llegaron a violentar, especialmente en el transporte público, en la calle con gritos desde autos, y al negarme entrada en establecimientos, por ejemplo, en un Vertiche donde se me negó entrada a probadores pese a llevar una identificación que acreditara mi identidad”, narró. “Es muy incómodo, aunque depende demasiado del tipo de personas del lugar en el que estoy, es muy interesante que por ejemplo en plazas públicas, comerciales o tianguis nunca se me ha juzgado ni nada, incluso por parte de las comunidades originarias nunca he recibido este tipo de discriminación, en cambio, en barrios marginados y/o periféricos es evidente cuando me hipersexualizan”, comentó la música Cutzi Jurhiata. En múltiples de los testimonios aparecen los documentos probatorios de identidad como una cuestión problemática, que los hace ceder ante denominarse como un género al que no pertenecen o enfrentarse a un problema legal complejo, costoso y tardado. “En registro civil he recibido mal trato al acompañar a otras personas trans a actualizar sus documentos”, reveló Irene Valdivia. Parte de la concepción errónea que se tiene de las personas transexuales es que automáticamente se asume que se dedican a la prostitución, esto debido a la segregación histórica que existe que les obliga a recurrir a trabajos en la informalidad o trabajos sexuales. “Sobre todo se me ha confundido en zonas conocidas como zonas rojas, es decir, espacios de prostitución, tales como el monumento o plaza carrillo”, relató Cutzi Jurhiata. Identidades no-binarias Esta misma violencia sistémica la experimentan las personas no-binarias. “Muchas veces mi transición no es visible a la sociedad porque no es corporal, sino identitaria en mi autopercepción, mi desenvolvimiento, mi performance… Sin embargo, si he sido violentde por no ser reconocida mi identidad, incluso a pesar de que la he enunciado”, relató Alam Jamir, quien explica que es en las áreas laboral e institucional donde se ha concentrado esta violencia. Así mismo, un factor que aparece de manera repetida en las experiencias de las personas trans es el morbo por parte de las personas cis de saber cuál es el sexo con el que nacieron y, en ocasiones, saber cuáles son los genitales de la persona. “La realidad es que el tema de la orientación sexual y la identidad de género le sigue causando mucho morbo a la gente cishetero: aunque no sea asunto suyo, parece que tienen una necesidad muy grande de saber con quién coges o qué genitales tienes. Yo opto por no compartir esa parte de mí en lugares en donde no me siento segurx. Al final, mantenernos en el clóset es una estrategia de supervivencia social (y, en muchos casos, literal) para muchxs de nosotrxs”, relató Nefertiti Ortiz respecto a su experiencia como persona no-binaria. Espacios seguros en Morelia Por otro lado, en los espacios de la ciudad donde han comentado sentir seguridad para expresarse en términos de imagen, sexualidad y performance son en donde se encuentran acompañadas de sus redes de apoyo. “En cualquier espacio donde estén mis hermanxs, independientemente de nuestro género, las redes de apoyo que tenemos y hemos construido nos permiten movernos de estado en estado para sentirnos segurxs y acogernos y abrazarnos en todos los espacios”, opinó Rodrigo Morales. Alam Jamir, quien pertenece a la misma casa, coincidió con esta idea. “En cualquier espacio donde estén mis hermnxs trans y que me estén acuerpando, en cualquier espacio ya sea en algún bar, en la calle, en la iglesia o en la escuela: donde estén mis hermanxs”, agregó. “Me siento segurx cuando estoy con mis hermanas y hermanxs trans. Como dice una amiga mía: los espacios seguros no existen, se construyen. No hay lugar de la ciudad en el que me sienta insegurx mientras estoy con ellas y ellxs”, finalizó Neferity Ortiz. El reconocimiento a la identidad Históricamente, existe la expectativa de que las personas actúen acorde con el sexo que les fue asignado al nacer: de que las personas a quienes se les asignó masculino crezcan para ser “hombres” y a las que se les asignó femenino crezcan para ser “mujeres”. Sin embargo, para las personas transexuales esto no es así, ya que no se identifican con el sexo que se les atribuye durante la infancia y exigen ser reconocidas con los pronombres de su preferencia. Pese a que la percepción errónea de que las identidades transexuales son una patología fue difundida durante varios siglos, investigaciones científicas y autoridades jurídicas han determinado que no es así. Por esta razón, instituciones como la Organización Mundial de la Salud han retirado la incongruencia de género de la lista de desórdenes mentales. Así mismo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido el derecho a la identidad de género en documentos oficiales como parte del libre desarrollo de la personalidad.