A la Loma del Tiristarán le arrancaron su bosque; resurgió como un auténtico oasis y oxígeno para Morelia

Inversiones familiares y toda una comunidad han transformado el suelo erosionado en una reserva boscosa ubicada a 10 minutos de la manchar urbana de la capital michoacana.

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Contrario a la tendencia de degradación ambiental de Michoacán y del país en general, al poniente de Morelia se han consolidado un auténtico oasis ecológico ubicado apenas a 10 minutos de distancia de la mancha urbana. La Loma de Tiristarán es el espacio de inversión de familias y una comunidad que han logrado generar su propia reserva ecológica.

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Los beneficios ya saltan a la visita. Las praderas y lomas que alguna vez estuvieron “pelonas” por la deforestación y la erosión de los suelos, ahora son bosques que han generado una disminución de las temperaturas y generado un clima más agradable.

Asimismo, cuentan con una incidencia más elevada de lluvias que han beneficiado a los productores locales, así como a la captación del agua que consumen decenas de familias en esta comunidad de la capital del estado.

Desde hace más de 10 años, el propietario de las tierras, Javier Calderón Amezcua, ha realizado actividades relacionadas con el uso y el aprovechamiento sustentable de este sitio junto con los pobladores de la zona y apoyado por las autoridades estatales.

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Este inicio de semana, la Loma de Tiristarán recibió el nombramiento y estatus de Zona de Conservación, con lo que se sumó la creciente lista de 52 zonas en esta categoría de todo el estado de Michoacán.

El predio cuenta con una superficie arbolada de 21 hectáreas. Gracias a las lluvias que se incrementaron en los últimos años, incluso cuenta con un estanque en donde han proliferado, a manera de oasis, especies de reptiles, aves, anfibios y algunos pequeños mamíferos que se han ido desplazando por el crecimiento de la mancha urbana.

Calderón Amezcua señaló que el principal beneficio de lo que ha sido la construcción y protección del oasis de Tiristarán es la mejora del clima, así como los servicios ambientales que han obtenido como comunidad.

“Vale la pena invertir en un bosque y aquí está la prueba de que se nos toma en cuenta a mí y a mi familia; la familia Calderón Amezcua, que entonces nosotros somos dueños y nos hemos encargado de cuidarlo. Ha acercado mucho a la flora, fauna, las lluvias, el clima, hay un cambio importante de clima”, explicó el activista.

El crecimiento de la ciudad de Morelia y proliferación de desarrollos habitacionales ha traído consigo el desplazamiento de lo que alguna vez fueron verdes bosques poblados de miles de especies. El fenómeno de las “islas verdes” hace alusión a los pequeños nodos de vegetación y bosques que sobreviven y que dotan de aire limpio a las cada vez más afectadas regiones de la capital del estado.

Al respecto, Ricardo Luna García, titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Territorial (Semaccdet), reconoció que el desplazamiento de los ecosistemas y las especies de fauna es de las principales problemáticas a las que se enfrenta la ciudad de Morelia así como las especies ambientales.

“Es un área de recarga hídrica muy importante que viene a continuar y contener la temperatura, el cambio global. En lugar de desarrollar un área urbana ha destinado 25 hectáreas a un boque, que gracias a él se han desarrollado un ecosistema que nos platican de algunas especies de reptiles, anfibios, aves, polinizadores, y gracias a este bosque se desarrolla esta comunidad de peces que, de no existir el mismo, desaparecerían o serían desplazadas. Han encontrado un ecosistema natural. También genera aire de calidad y estamos muy cerca de Morelia”, manifestó.

Las áreas de conservación del estado de Michoacán, estimadas en 52, ya suman más de 70 mil hectáreas que se incluyen en este criterio que busca proteger y evitar el cambio ilegal de uso de suelo, la explotación de los suelos, así como otros fenómenos que año con año arrebatan más de 60 mil hectáreas de bosques a los michoacanos.

El objetivo de estas tareas es proteger las zonas y no permitir que se cambie la vocación natural de los suelos por monocultivos. Aseguró que sólo de esta forma podría desincentivarse la vieja práctica de incendiar los cerros para después justificar la instalación de otros sistemas productivos.

Según el inventario de la Comisión Forestal de Michoacán (COFOM), la pérdida de bosque se ha acentuado a la región Oriente y los municipios como Morelia y sus alrededores, coincidentemente con el auge urbano y de productos de alto rendimiento en exportación. Lo anterior ha traído consigo una pérdida de bosque anualizada de 60 mil hectáreas por razones de tala clandestina, incendios forestales y el cambio de uso de suelo.