Arved Alcántara / La Voz de Michoacán Pátzcuaro, Michoacán. Son al menos 10 mil 365 hectáreas irregulares que se han detectado en los cuatro municipios que rodean al Lago de Pátzcuaro. De acuerdo con información del gobierno federal, el cambio de uso de suelo ilegal en estos predios ha sido destinado para la producción del aguacate, lo que ha conllevado a la instalación de hoyas agrícolas donde captan el agua para regar las huertas, evitando así que los mantos friáticos se recarguen y la producción del líquido disminuya en los pozos o manantiales, de donde se brinda el servicio de agua potable a la población. El cambio de uso de suelo de manera ilegal se ha realizado de manera indiscriminada en toda la ribera del lago de Pátzcuaro en los últimos años para la producción del llamado “oro verde”, principalmente; también se han instalado plantaciones de frutos rojos como el arándano, la fresa y zarzamora, aunque ésta no es considerada una actividad ilícita por realizarse en terrenos de vocación agrícola, sin embargo, estos cultivos también requieren del constante riego de agua que llevan en pipas. De acuerdo con los datos arrojados por el Atlas Forestal, respecto al cambio de uso de suelo ilegal en los cuatro municipios que rodean al Lago de Pátzcuaro, Quiroga ocupa el primer lugar con un total de 3 mil 942 hectáreas irregulares detectadas; le sigue Pátzcuaro, con 3 mil 402; después el municipio de Erongarícuaro con 2 mil 996, y en cuarto puesto Tzintzuntzan, con solamente 25 hectáreas irregulares. Entre las cuatro demarcaciones suman un total de 10 mil 365 hectáreas afectadas por esta actividad en la cuenca del lago más representativo de Michoacán, en donde se han detectado también acciones ilícitas para extraer el agua que es posteriormente usada en cultivos legales e ilegales de aguacate, berries y otros frutos de alto valor comercial. Es así como se han detectado también hoyas agrícolas, las cuales llenan con el agua que “roban” del lago de Pátzcuaro compran el líquido de pozos o bodegas particulares (con agua de “dudosa procedencia), mientras que en temporadas de lluvias evitan que el agua llegue al subsuelo para abastecer los mantos friáticos de donde se recargan los manantiales y pozos municipales, que son los que brindan servicio de consumo humano en los núcleos poblacionales. En Pátzcuaro, Quiroga y Erongarícuaro algunas colonias ya han manifestado el abasto limitado o desabasto de agua, producido en buena medida por esta cadena de actividades irregulares. Según lo datos recabados de la Vigilancia e Inspección de Imagen Satelital de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), en las demarcaciones aledañas al Lago de Pátzcuaro hay un total de 2 mil 627 hoyas instaladas en los siguientes municipios: Lagunillas, 32; Tzintzuntzan, 63; Quiroga, 102; Erongarícuaro, 223; Huiramba, 234; Pátzcuaro, 410, siendo Salvador Escalante el que más registra con mil 563 hoyas que captan el agua y no permiten que el líquido escurra de manera natural. Entre todas estas hoyas de agua se ocupa una superficie de un millón 784 mil 973. 52 metros cuadrados; estas instalaciones para retener el líquido de las lluvias o que se llenan con agua comprada tienen una capacidad de almacenamiento de 5 millones 354 mil 920.57 metros cúbicos y todo este líquido se va directo al riego de las huertas de aguacate y de los frutillos rojos. Es de señalar, que el municipio que tiene un mayor volumen es Salvador Escalante con 3 millones 599 mil 942.51 metros cúbicos de acaparamiento del agua, y en donde es sabido que funcionarios y exfuncionarios mantienen huertas de aguacate de reciente instalación. En lo que respecta a Pátzcuaro, las hoyas que han sido instaladas representan un total de agua almacenada de de 3 millones 599 mil 942.51 de metros cúbicos, conforme a los datos que proporciona la plataforma de la Conafor. La Guardia Civil tiene detectados seis puntos donde ocurre el mayor número de robo de agua en el lago de Pátzcuaro: Janitzio, el muelle de Urandén, Puácuaro, Oponguio, San Jerónimo Purenchécuaro y Chupícuaro. Para evitaRLO, 86 agentes de la Guardia Civil cuidan la ribera, como parte de un operativo donde participan el Gobierno del Estado, municipios y representantes comunales. También se han establecido puntos de vigilancia continua en los sitios catalogados como focos rojos, en los cuales se operan drones para ampliar las tareas de detección.