Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Los efectos del cambio climático impactaron con el desplazamiento de especies de fauna en las distintas regiones del estado de Michoacán. El incremento de las temperaturas, modificó los patrones de comportamiento de especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios, de acuerdo con lo reportado por la propia autoridad forestal. Gerardo Olmos, subdirector de Vida Silvestre de la Comisión Forestal de Michoacán (Cofom), explicó la situación que se ha detectado a través del monitoreo y trampeo en las diferentes reservas forestales de la entidad. Felinos, aves y reptiles son detectado en zonas cada vez más altas sobre el nivel del mar ante el incremento de la temperatura de hasta 2 grados centígrados que advierten especialistas en algunas regiones. El mismo tema de la temperatura había sido ya advertido por investigadores de la UNAM y la Universidad Michoacana (UMSNH). En zonas como Morelia y el municipio de Uruapan, puntos que por su altitud representan zonas de temperaturas más bajas y frías, se ha detectado la presencia de especies de aves endémicas de la zona de Tierra Caliente. "Es una adaptación. Sabemos que el cambio climático no es reversible y se adaptan. Lo observamos en Morelia principalmente, en donde vemos los pájaros tordos o aves negras que se ven en los jardines, esos son de regiones cálidas. Hace 20 años no se veían y solo se ubicaban en Tierra Caliente; hablar de adaptación va más allá de la comprensión", manifestó el funcionario y especialista en temas ambientales Sin abundar en las especies que se han detectado en las zonas altas de Michoacán como indicador de incremento de la temperatura, el subdirector de Vida Silvestre advirtió que el impacto ya está hecho en prácticamente todos los ecosistemas. Y es que, si bien se podría hablar de un desequilibrio por el desplazamiento de las especies de fauna y flora que se dan las últimas décadas, explicó que el principal daño implica el cambio de temperatura y que ha derivado en plagas y otras enfermedades para diferentes ecosistemas. SUBE LA TEMPERATURA Desde inicios de este 2021 se reportó que zonas elevadas superiores a los 2 mil 600 y 3 mil metros sobre el nivel del mar incrementaron sus registros históricos de temperatura hasta en 2 grados centígrados en los últimos años. Lo anterior, supera los datos presentados hasta el 2017 en donde se tenía un estimado de incremento de apenas un 0.8 grados respecto a la media histórica. Si bien se tratan dos grados en la temperatura en las regiones más elevadas de todo el estado, lo anterior se podría traducir o adaptar a incrementos aún más notables en zonas bajas de la Tierra Caliente y puntos urbanos como en Morelia, Uruapan, Zitácuaro y Zamora, en donde las oleadas de claro son cada vez más recurrentes más intensas. Entre los factores que permiten identificar tal tendencia, se observa que especies forestales en el caso de la capital del estado han presentado cierto estrés a adaptarse al clima y hábitat en el que alguna vez fueron endémicas, como en el caso de los encinos. Las especies cada vez necesitan de más altura en el centro del estado para poder adaptarse a los suelos. Ciudades como Morelia, han advertido incrementos sostenidos en la sensación térmica de los últimos años y periodos cada vez más largos de calor y sequía. Los termómetros en temporada de calor han alcanzado hasta los 33 grados Celsius, superando los récords históricos de calor, que eran de entre 30 y 31 grados centígrados. Al interior del estado, ya se tienen puntos específicos dónde se ha observado la muerte de árboles de manera espontánea, lo cual fue vinculado a la incapacidad de las especies de pinos a adaptarse al aumento de temperatura. IDENTIFICAN MUERTE REPENTINA DE ÁRBOLES Se ha identificado casos de muerte repentina de árboles, como en el caso de San Juan Nuevo y la Biósfera de la Mariposa Monarca; esta última región, al ser tan políticamente protegida y renovada constantemente en su núcleo forestal el fenómeno ha pasado prácticamente desapercibido. No obstante, el especialista Gerardo Olmos evidenció que “desde hace años se ha observado una incapacidad de los árboles de bombear agua hasta la copa y las ramas, lo que produce una muerte repentina”. Lo anterior, fue atribuido al impacto del cambio de temperatura y las condiciones climáticas a las que están acostumbrados todos los organismos estáticos como lo es la flora.