Con cascarones de huevo, ambientalistas buscan sanear ríos tributarios del Lago de Chapala

La mezcla de cascarones triturados, cal y óxido de magnesio, será colocada como barrera química para retirar los contaminantes de los cuerpos de agua, de manera específica en el Río Lerma

Foto, José Luis Ceja.

José Luis Ceja / La Voz de Michoacán

Ciénega de Chapala, Michoacán. Con la intención de revertir los procesos de contaminación por metales pesados de los ríos tributarios del Lago de Chapala, organizaciones ambientalistas en Jalisco, Guanajuato y Michoacán han arrancado con la colecta de cáscaras de huevo que, una vez triturada y depositada en los cauces, podrá absorber gran cantidad de contaminantes.

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La mezcla de cascarones de huevo triturados, cal y óxido de magnesio será colocada a manera de barrera química para retirar los contaminantes de los cuerpos de agua, de manera específica en el cauce del Río Lerma, que cruza los estados de México, Guanajuato, Querétaro, Michoacán y desemboca en Jalisco, para lo que se ha fijado una meta de recolección de cáscara de huevo de al menos dos toneladas por entidad federativa, lo que ayudará a mejorar la calidad tanto del agua como los suelos aledaños a este cuerpo de agua y una mejora en la flora y la fauna cercana.

El Colectivo H2O Lerma, que coordina el proyecto en Jalisco y Michoacán, destacó que a lo largo de las entidades federativas ya citadas se han establecido centros de acopio para recolectar los cascarones de huevo que, de acuerdo con estudios realizados por investigadores colombianos, en combinación con la cal y el óxido de magnesio, es capaz de absorber metales como mercurio, zinc, cadmio y plomo.

Foto, José Luis Ceja.

Bajo esta premisa es que organizaciones ambientalistas en municipios como Cojumatlán y Venustiano Carranza se sumaron a la iniciativa para la recolección de estas cáscaras con la intención de realizar también una especie de barrera biológica en la estación de bombeo Abraham Guerra, que recibe las descargas residuales y excedentes pluviales de los municipios de Jiquilpan, Sahuayo, Venustiano Carranza y Villamar, a través del sistema de 318 kilómetros de drenes del módulo de riego La Palma, que estima un volumen anual de más de 80 millones de metros cúbicos de aguas negras mezcladas con escurrimientos pluviales.

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El Lago de Chapala es un embalse natural de mil 112 kilómetros cuadrados que comparten los estados de Jalisco y Michoacán, y tiene una profundidad promedio de 9 metros y se encuentra en la depresión hidrológica Lerma-Santiago, que cubre 125.555 kilómetros cuadrados, de la que aproximadamente el 30 por ciento es parte del Río Lerma, 8 por ciento del embalse y 62 por ciento del Río Santiago.

A este lago se vierten también las descargas del Río Duero y el Río Lerma, lo que agrava de manera considerable el tema de la contaminación, pues sólo el Río Duero recibe las aguas de 13 municipios en 88 sitios donde las descargas van directamente al afluente, lo que hace que las aguas, que río abajo son utilizadas para el riego de cultivos, tengan un alto contenido de bacterias y coliformes fecales, y los remanentes de este flujo se vierten a la laguna.

El Duero recibe y traslada al lago también los lixiviados que se generan por las más de 300 toneladas de basura que se recolectan en aquel lugar y que son depositadas a cielo abierto, lo que hace que se cree un circuito de lixiviados que circulan a los mantos acuíferos, de ahí al Duero y finalmente al Lago de Chapala, cuya agua es utilizada para fines de riego en poco más de 6 mil hectáreas de esta región.