Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Michoacán se tiene que anticipar a una crisis hídrica, emplazó el gobierno del estado ante el debate y las opiniones encontradas entre ambientalistas y autoridades locales por el proyecto de construcción de presas al sur de Morelia y otros planes de almacenamiento de agua en las distintas regiones del estado. Tras advertir las condiciones en las que se encuentran ciudades como Guanajuato, Querétaro y Monterrey, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla manifestó que, en el caso de Morelia, si bien aún hay solvencia del vital líquido, se tienen que pensar en nuevos esquemas de almacenamiento. Puso sobre la mesa el abatimiento de los pozos de agua, el colapso del acuífero subterráneo, los socavones, las fallas geológicas y el alto costo del bombeo del agua subterránea para el consumo de casi un millón de personas en la urbe. Cuestionado por la prensa local sobre el tema, aclaró que el debate para la construcción de dos nuevas presas se abrirá hasta finales de año, una vez que se concluyan los estudios de factibilidad que se encuentran en proceso de licitación local. “Si no pensamos en obras de este tipo… en Querétaro, en Monterrey… tenemos que pensar en el tema del agua en Morelia. Hay necesidades de agua en Morelia, pero aún tenemos agua, con dificultades y estamos trabajando para anticiparnos a situaciones de disponibilidad del agua”, manifestó el mandatario estatal. Hay quien establece que el tema de las sequías es un problema, necesitamos que los investigadores nos digan que está pasando”Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de Michoacán Han pasado más de 70 años de la construcción de la presa de Cointzio y de Umécuaro como parte de los proyectos para el almacenamiento de agua de Morelia. Desde entonces, la ciudad ha crecido de manera exponencial al pasar de poco más de 50 mil habitantes a finales de la década de los 40 a cerca de 900 mil ciudadanos en la zona metropolitana. Citó Ramírez Bedolla que en el caso de Querétaro y de Monterrey, ciudades que enfrentan el desabasto del agua potable presentan proyectos abandonados por más de 30 años a pesar de los indicios de falta de recursos. Lo anterior, les ha llevado a enfrentar escenarios de falta de agua nunca antes visto a nivel nacional. “Esto no se hace a capricho o por idea del gobernador sino con planeación. La presa de Cointzio se construyó en los 50 y estamos en el 2022, ¿cuánto ha crecido Morelia? Tenemos que ver en esta situación porque lo que ha crecido Morelia, pero más aún, como están nuestros pozos profundos, a cuanto tenemos que perforar para encontrar agua. Se están dando socavones, fallas geológicas etc. Porque estamos estresando demasiado el acuífero, pero es un tema donde tiene que participar el ayuntamiento de Morelia, la Conagua que es la regula este tipo de cuestiones”, destacó el gobernador. ‘Es proyecto recreativo’ Por su parte, organizaciones ambientalistas han alzado la voz en repetidas ocasiones a las intenciones de la construcción de las presas del sur de Morelia y otros proyectos para el almacenamiento del vital líquido. Si bien se busca el abasto de millones de personas, el costo de la factura es alto: la muerte del Lago de Cuitzeo, según anticipan. La organización civil Amigos del Lago de Cuitzeo se presentó en Morelia, en donde advirtieron que los efectos de la construcción de presas son evidentes. Desde que se construyó el sistema de presas Umécuaro-Cointzio el segundo lago más grande de todo el país perdió más de la mitad de su capacidad de llenado. Señalaron que, en caso de construir este tipo de proyectos en la cuenca del Río Chiquito se dará “el último golpe” al lago que durante los últimos 40 años se ha buscado rescatar por distintas organizaciones de pobladores y ambientalistas. Getullia Maicote, integrante de la organización civil señaló que una de las exigencias es la renuncia del secretario del medio ambiente y todos los funcionarios que impulsan la construcción de nuevos embalses por intentar crear un Valle de Bravo en los bosques del sur de Morelia, a pesar de los riesgos. Uno de los datos compartidos por las organizaciones refieren que para la construcción de las presas en los ejidos de las Coronillas se tendrían que reubicar al menos 8 mil personas de un poblado de Jesús del Monte, así como la desaparición de tierras de cultivos.