Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. El estrés hídrico continúa creciendo en el estado de Michoacán. A pesar de tener una gran disponibilidad del vital líquido, la alta demanda, el trasvase del recurso a otras entidades, la deforestación y otros fenómenos, siguen reduciendo la capacidad de las cuencas del estado. En el marco del Día Mundial del Agua, las cifras del INEGI muestran que Michoacán se encuentra en una situación preocupante: los lagos, manantiales y ríos están en focos rojos por contaminación, sequía y destrucción. Los especialistas advierten que en cuestión de meses entidades como Guanajuato, Estado de México y Jalisco, enfrentarán escasez de agua. Esto significa que las cuencas Michoacanas tendrán que trasvasar el vital líquido para la manutención de millones de personas. Indicadores revelaron que, aunque el estado presenta niveles de estrés hídrico más bajos que el resto del país, la experiencia del manejo hídrico nacional pondrá en jaque a las reservas de agua de presas y lagos. Desde hace décadas, Michoacán paga el costo ambiental del trasvase de millones de metros cúbicos a la capital del país a través del Sistema Cutzamala. El impacto se podría replicar en otras regiones ante la sequía que atraviesan los estados vecinos. En este momento, el principal caso de preocupación es Guanajuato, que alcanza los 4.9 puntos en condición de estrés hídrico, prácticamente al borde de la crisis por sequía. Michoacán, por su parte, cuenta con una calificación de 3.8 que le sitúa en una condición de estrés hídrico menor, pero, aun así, preocupante. Las lluvias poco a poco siguen mermando la capacidad de recuperación de los mantos acuíferos de todo el estado. El 89 por ciento de la lluvia ocurre de junio a octubre. Foto: @pepelobo78 Las áreas de riego se localizan principalmente en el Valle de Apatzingán, el Bajío Michoacano, la Ciénega de Chapala, el Valle de Zamora, el Valle Morelia-Queréndaro, Maravatío, Tacámbaro-Turicato, Ciénega de Zacapu y Tuxpan. El agua en uso urbano está restringida. Según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) del Censo de Población y Vivienda 2020, en Michoacán hay un millón 282 mil 371 viviendas particulares habitadas. De ellas, un millón 227 mil 072 disponen de drenaje, pero 53 mil 793 no disponen de ese servicio. INEGI desnuda realidad Asimismo, un millón 246 mil 400 hogares disponen de agua entubada, de los cuales un millón 004 mil 211 viviendas disponen de agua entubada dentro de la vivienda, mientras que 242 mil 189 disponen de agua entubada solo en el patio o terreno y 34 mil 767 viviendas no disponen de agua entubada. En Michoacán 13 mil 055 personas obtienen agua de pipas, 8 mil 347 la extraen de pozos, 6 mil 620 la obtienen de otra vivienda, 3 mil 884 de ríos, arroyos o lagos, 2 mil 251 de llaves comunitarias y 586 la recolectan de la lluvia. A pesar de la disponibilidad del agua, el tratamiento y la potabilización son responsabilidades descuidadas. La entidad cuenta con solo 6 plantas potabilizadoras de agua y 47 plantas de tratamiento de aguas residuales, lo que la sitúa en la décima posición entre las entidades con menor número de plantas. Las comunidades indígenas de Michoacán también han expresado su preocupación al respecto. Hasta el 20 por ciento de las familias indígenas no tienen acceso al agua potable en sus hogares, una cifra superior a la media nacional y estatal. Además, según la Encuesta Intercensal del INEGI de 2015, el 24.6 por ciento de las viviendas en Michoacán no tienen drenaje. Según cifras oficiales, en 750 mil 157 viviendas en las que habitan familias no hay sistemas de saneamiento y drenaje. En 355 mil 633 viviendas no hay agua entubada. Estas condiciones se suman a la pobreza y marginación en las que viven las comunidades indígenas. Las comunidades indígenas de Michoacán han denunciado que el Estado mexicano ha sido históricamente incapaz de garantizar el derecho colectivo de millones de habitantes de comunidades originarias a disponer sin discriminación de agua suficiente, segura y aceptable. En cuanto a Michoacán, de las 52 mil 881 viviendas donde habitan personas que hablan una lengua indígena, el 31.6 por ciento no tienen drenaje y el 8 por ciento no tienen acceso al agua potable. Esto significa que 16 mil 710 viviendas habitadas por familias indígenas no tienen drenaje y 4 mil 230 viviendas de comunidades originarias no tienen acceso al agua potable. Algunas de las comunidades afectadas son Cocucho, Sicuicho, Santa Rosa, San Luis, San Marcos, Uringüitiro, San Benito Palermo y San Isidro. Estas comunidades han sobrevivido con el agua de captación pluvial y con pipas de agua.