¿Tienes planeado reforestar? Conoce las especies nativas de árboles de Morelia

Mientras que las especies nativas regulan la temperatura y protegen la biodiversidad, las especies introducidas como las camelinas y los eucaliptos suelen tener el efecto contrario.

Foto: ITESO

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. En medio de la creciente necesidad de reforestar nuestra ciudad, especialistas han señalado la importancia de optar por especies de árboles nativas en lugar de las especies introducidas.

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Esta recomendación se basa en la capacidad de las especies nativas para regular la temperatura, proteger los cuerpos de agua y proporcionar un hábitat vital para la fauna local, en contraste con el potencial efecto contrario que algunas especies introducidas pueden tener en el entorno.

Una investigación realizada por los biólogos Xavier Madrigal y Marlene Gómez sobre la flora arbórea de las áreas urbanas de Morelia ha arrojado luz sobre qué especies son nativas y cuáles son introducidas. En el caso de Morelia, se han identificado varias especies nativas que desempeñan un papel crucial en el beneficio del medio ambiente:

  • Palmeadora
  • Huizache
  • Parotilla o palo blanco
  • Inguambo o llora sangre
  • Borreguilla
  • Zapote blanco
  • Cedro rojo
  • Cuáquil
  • Granjeno
  • Cedro blanco
  • Capulín banco
  • Colorín
  • Fresno

Estas especies no solo proporcionan sombra y frescura en medio de las altas temperaturas experimentadas recientemente en la ciudad, sino que contribuyen a la preservación de los recursos naturales y perpetuación de la biodiversidad local.

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En contraste, las especies introducidas que se han detectado en el área urbana de Morelia pueden tener efectos perjudiciales para el medio ambiente. La investigación de los biólogos de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) indica que las especies introducidas que suelen encontrarse en Morelia son el Ficus, el Hule, el Eucalipto, el Níspero, el Tabachín, la Lima y la Camelina.

Aunque estas plantas pueden ser atractivas estéticamente o tener ciertos usos prácticos, su introducción puede perturbar el equilibrio ecológico local y desplazar a las especies nativas, lo que potencialmente conlleva a la pérdida de biodiversidad y la degradación del entorno urbano.