Christian Hernández / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Don Benjamín Pérez Alfaro, mejor conocido como El Chita, y un grupo de amigos taxistas y voluntarios llevaron nuevamente alegría a comunidades apartadas de Michoacán. Debido a la emergencia sanitaria a causa del COVID-19, Don Benjamín tuvo que suspender recorridos planeados, los cuales pudo retomar este fin de semana cuando llegó a Palomas, Araro, San Niolás Simirao, y alrededores de Queréndaro. La salida fue a primera hora del domingo. A fuera de la bella Catedral de Morelia, se reunieron las unidades de Taxi Lucero que se cargaron de dulces, pelotas y otros juguetes que fueron entregados a decenas de niños, y no tan niños. Al llegar a las localidades era notoria la felicidad con la que los payasitos eran recibidos. La buena voluntad de los voluntarios sigue permitiendo que estos actos se sigan llevando a cabo; en la La Yeguería, el señor Ivan repartió pelotas. En esta ocasión también se logró visitar a una niña con una capacidad diferente, hasta su habitación, quien se notó muy emocionada con la llegada de payasitos. Historia de El Chita Recorrer las calles de Morelia todos los días le permitió ver la cruda realidad que viven miles de personas y las necesidades de más seres humanos. Don Benjamín Pérez Alfaro, mejor conocido como El Chita, festejó el año pasado 30 años ayudando a quienes más lo necesitan. Todo empezó cuando se dio cuenta de lo difícil que era para las personas con discapacidad abordar un taxi en la calle. Ante estudiantes universitarios, narró cómo ser taxista le abrió los ojos a la cruel realidad. Su labor le fue reconocida por parte de la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID) y sus estudiantes. Calificado como héroe de Morelia, junto con otros destacados activistas, llamó a los jóvenes a trabajar por la sociedad. Invitó además a que en el ámbito de lo académico y de la profesionalización sigan la ruta del bien y de ayudar a los más necesitados. “En el Hospital Civil tienen mi número para servicios gratuitos y tengo la intención de entregar pelotas el Día del Niño y el Día de Reyes. Una labor que me ha costado mucho, a veces no llego con dinero a la casa, pero eso no me impide ver por mis hermanos. Tengo la oportunidad de recolectar ropa, juguetes, medicinas que se los hago llegar a médicos”, manifestó. El altruismo lo ha definido en los últimos años. Aunque reconoce que hay días que llega sin dinero a casa para la familia, la satisfacción de haber ayudado a las personas y de dotarlos de una sonrisa es paga suficiente.