IMÁGENES NUESTRAS | Antigua Harinera de Morelia, icono del urbanismo

La estructura ha sobrevivido al paso de los años, sismos, crisis económicas y más recientemente al abandono y paralización de las actividades de los granos.

Foto: Víctor Ramírez

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Con casi un siglo de historia, la antigua Harinera de Morelia se mantiene como uno de los inmuebles más emblemáticos de la zona urbana de la capital del estado. La monumental construcción de más de 10 pisos junto con los grandes silos para el almacenamiento de los granos ya forma parte de la tradición moreliana.

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La estructura ha sobrevivido al paso de los años, sismos, crisis económicas y más recientemente al abandono y paralización de las actividades de los granos. Aún con lo anterior, los proyectos para volver a impulsar el funcionamiento del molino continúan latentes.

Ante la crisis del trigo y la harina, provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania a nivel internacional, en Michoacán, la industria panificadora y alimenticia ha volteado a ver la infraestructura local para volver a hacer sustentable la producción, tanto de los granos como de sus derivados.

En este caso la Harinera se ve como un potencial salvador de la abrupta escalada de los precios de la harina y otros derivados, que en menos de un año duplicaron su precio tanto en lo local como en lo nacional.

Además del valor agroindustrial, el inmueble cuenta con un valor histórico importante. El edificio denominado Molino de Trigo San José data del año de 1922 contó desde un inicio con lo necesario para mantener el abasto de harina al consumo local, principalmente durante la primera mitad del siglo XX. El pan como alimento de consumo de a canasta básica de todos los estratos sociales en el siglo de la industrialización en México rápidamente incrementó la demanda.

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Asimismo, la disponibilidad de la producción de granos en entidades y municipios vecinos a la creciente ciudad de Morelia permitieron un desarrollo importante que llevó a que finalmente la demanda superara la capacidad de oferta de la Harinera. Por lo anterior, fue obligatoria una ampliación que finalmente se concretó entre los años de 1940 y 1960, cuando se realizaron las primeras obras de modernización al inmueble que lo llevaron a tener la dimensión y la fachada que se conoce hasta nuestros días. 

Jaime Sandoval fue el arquitecto encargado de construir la nueva nave, las torres y la estructura que sobrevive hasta nuestros días. El mexicano contaba con vasta experiencia en la construcción de molinos de harina en otras ciudades industrializadas de México y le había sido encomendada la construcción de un inmueble equiparable al crecimiento de la región en cuanto a la producción de materias primas.

La apuesta era grande. El molino y silo de almacenamiento tenían que resaltar en la que hasta ese momento era una de las orillas de la creciente Morelia. El terreno designado, si bien era amplio, colindaba y se limitaba con la antigua central del ferrocarril y en lo que se preveía, sería una de las zonas de mayor plusvalía territorial a largo plazo. 

La ubicación de la línea del ferrocarril en la zona, la dinámica de los suelos y otros factores fueron determinantes para establecer la Harinera en el espacio en donde actualmente se le conoce. La infraestructura que permitiría tanto la recepción de materias primas como el transporte del producto terminado. 

Constituye para la ciudad un ícono por su gran fachada curva que recuerda el estilo ‘streamline’ y los silos cilíndricos, siendo claramente visible desde la Avenida Héroes de Nocupétaro. El complejo es uno de los pocos ejemplos en la ciudad del estilo internacional a gran escala. El conjunto está compuesto por tres secciones: un volumen cúbico, remanente del edificio original de 1922 (actualmente en desuso), un grupo de diez silos cilíndricos y un volumen curvo que alberga la maquinaria del molino. Este volumen, aunque su fachada indica siete pisos por las tiras alternadas de vidrio y macizo, está abierto en su interior. 

Recientemente el Gobierno de Michoacán puso en marcha un esquema para la reactivación denla harinera como empresa local y transformadora de la materia prima. La reactivación de la Harinera Monarca está prevista para completarse en un periodo de seis a siete meses, tiempo en el que se espera concretar los contratos con los productores de trigo e incrementar la plantilla de trabajadores de 25 a 95. 

Desde hace años, la Harinera forma parte del referente entre los límites de la zona Centro y el área urbana de Morelia. Diariamente miles de personas circulan por las vialidades aledañas casi siempre ignorando el pasado más cercano de uno de los inmuebles más representativos de Morelia.