IMÁGENES NUESTRAS | Capuchinas, belleza con 300 años de historia

El origen de esta edificación, cuyo nombre oficial es “Parroquia del Sagrario Metropolitano”, se remonta al siglo XVIII, ya que en esa época se contaba “a extramuros de la población, una pequeña capilla en donde se veneraba la imagen de la Virgen de Cosamaloapan”

Foto: Sam Herrera Jr.

Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán.- Gran parte de los morelianos tienen la costumbre de acudir al centro histórico de la ciudad para recorrer las bellas calles de cantera, comer en algún local o restaurante, hacer compras o al menos disfrutar de un gazpacho, unos elotes o algún otro antojito callejero; para cumplir con este itinerario, los morelianos se dividen en distintas partes del corazón de la ciudad, una de las cuales es la antigua zona del Templo de Capuchinas.

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En dicho punto de la ciudad, se ubica el antiguo templo que cuenta con un patio con una fuente a la que puede acceder cualquier persona, así como al cruzar la calle se ubica el Jardín de Capuchinas, rodeado a su vez de numerosos establecimientos que incluso se extienden en la calle Vasco de Quiroga, una de las más comerciales del centro de la ciudad. Cientos de ciudadanos se dan cita a este punto cuyo origen puede rastrearse casi 300 años en la historia.

Información de la propia Arquidiócesis de Morelia apunta a que el origen de esta edificación cuyo nombre oficial es “Parroquia del Sagrario Metropolitano”, se remonta al siglo XVIII, ya que en esa época se contaba “a extramuros de la población, una pequeña capilla en donde se veneraba la imagen de la Virgen de Cosamaloapan” y el gobierno diocesano la ofreció en donación para que a un lado suyo se construyera un convento para “monjas capuchinas” e hijas de caciques.

El área de turismo del Gobierno del Estado, corrobora que la edificación era necesaria porque las monjas indígenas no podían compartir espacio con las de origen español o criollo. “Este conjunto arquitectónico perteneció a la Orden de las Hermanas Clarisas Capuchinas y estaba destinado a las hijas religiosas de los caciques indígenas de la región, ya que no podían entrar a los mismos conventos que las mujeres españolas o criollas”.

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Se estima que la construcción inició en 1638 y se culminó en 1737, aunque en los años posteriores el sitio se vio marcado por los accidentes, cuando un incendio consumió su altar mayor original. Como consolación, se pudieron rescatar otros tres de los altares de estilo churrigueresco y algunos de estos elementos originales del centro religioso siguen formando estando en resguardo en la red de iglesias de Morelia.

Sobre esta edificación se repite otro de los patrones comunes en el centro histórico de Morelia, cuando la edificación original resultó insuficiente y fue demolida para dar paso al inmueble que sobrevive hasta hoy en día. Debido a que el edificio no tenía las características distintivas para funcionar como un convento, por lo cual se le aplicaron diversas remodelaciones y finalmente fue demolido a inicios del siglo XX para dar paso a una edificación de estilo neoclásico.

No obstante, la historia reciente siguió marcando daños a este distintivo templo. En el año 2015, La Voz de Michoacán reportó que un nuevo incendio afectó al centro religioso, el cual fue calificado como un ¡incidente menor” pero  que dañó la puerta principal que hasta la fecha todavía se encuentra en restauración y en su lugar se ubica una réplica impresa en papel.

La permanencia del templo se ha extendido durante casi 300 años hasta hoy en día, ganándose un importante sitio en la preferencia de cientos de las familias morelianas. Este punto actualmente implica un punto de encuentro al que se puede llegar tras atravesar toda la calle vasco de Quiroga. El jardín sirve como un punto de descanso para continuar hacia el Mercado de San Francisco y la avenida Lázaro Cárdenas, que también presentan una fuerte afluencia por las actividades comerciales.

En fechas recientes, el Ayuntamiento de Morelia entregó la rehabilitación de la mencionada calle pero no se ha lograd una mejor situación para la zona, pues el trazó dio preferencia a numerosas bahías de estacionamiento, que dejan solo un carril de circulación vehicular pero también dificultan el avance de los peatones. Además de que la zona de parabuses se encuentra ya vandalizada y sin ofrecer un lugar donde los morelianos puedan esperar la combi.

El potencial comercial además ha traído la presencia de vendedores ambulantes que ocupan los cruces y calles mediante carretillas, sin que la autoridad haya encontrado una estrategia para atender el fenómeno, pues recientemente la Policía de Morelia todavía protagonizó un nuevo enfrentamiento en el que una patrulla fue dañada por ladrillos arrojados por los vendedores.

De esta forma, el templo y el jardín de Capuchinas forman uno de los espacios preferidos por cientos o miles de morelianos pero cuyas condiciones de movilidad siguen siendo un pendiente a cumplir por las autoridades municipales.