IMÁGENES NUESTRAS | Casa de la Cultura, cuatro siglos de vida

El edificio nació como fortín religioso de los franciscanos, pero también fue cárcel y hasta central camionera

Foto, Samuel Herrera Jr.

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Durante décadas ha sido considerada como el semillero artístico de múltiples generaciones de michoacanos. A siglos de distancia de su construcción, la Casa de la Cultura de Morelia es en este 2022 uno de los espacios más queridos por los morelianos.

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Diariamente cientos de jóvenes cargados con guitarras, violines, percusiones, partituras, pistas de danza e incluso materiales para las artes plásticas, ingresan al recinto después de meses que se mantuvo cerrado por la pandemia de la COVID-19.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Ni la crisis sanitaria impidió que los jóvenes retomaran los cursos de distintos instrumentos musicales y otras artes que ahí se imparten con suma dedicación.

El solo ingresar al recinto ubicado en el centro histórico ya implica sumergirse en un mundo lleno de talento, sueños y proyectos de vida. Tras las puertas de madera se escuchan las cuerdas de las guitarras clásicas, las notas del piano, los cantos de los niños y las percusiones de los futuros bateristas.

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Foto, Samuel Herrera Jr.

Desde la tradicional trova, música clásica, jazz, rock y salsa invaden los pasillos mientras que, en la explanada del recinto, grupos de jóvenes conviven alrededor de los instrumentos en auténticas competencias para ver quién es el más hábil.

No obstante, el inmueble que actualmente alberga a la Casa de la Cultura no siempre fue un recinto de arte, aprendizaje y amor por las artes. Durante cientos años fue sede de congregaciones religiosas y, más recientemente, una central camionera.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Las fotografías de la primera mitad del siglo XX en blanco y negro demuestran la presencia de los autobuses estacionados en el patio principal del edificio que hoy día enseña y detona la expresión artísticas de cientos de niños y adolescentes.

Remontando a sus orígenes, el edificio fue construido en el año de 1593 por los frailes de la orden de Nuestra Señora del Carmen, quienes pertenecieron a las primeras ordenes mendicantes en instalarse en esa zona; originalmente, en la planta baja de las instalaciones construyeron una iglesia y una capilla, en la parte de arriba se encontraban las celdas y las habitaciones de los frailes que realizaban las tareas de mantenimiento y de evangelización durante la época colonial.

Foto, Samuel Herrera Jr.

El atrio frente al templo funcionaba como cementerio, mientras que al norte del convento se ubicaba una extensa huerta de más de 50 mil metros cuadrados que proporcionaba tanto de alimentos como de productos para comerciar a los frailes. En 1659 se construyó la capilla anexa al costado sur del templo, la cual posee una cripta funeraria subterránea. En 1735 se sustituyó el techo del templo, que era de viguería de madera con cubierta de teja, por las actuales bóvedas y cúpula de cantera.

En 1809, sólo un año antes del inicio de la Guerra de Insurgencia, en el convento estuvieron presos integrantes de la conspiración de Valladolid, como Vicente Santa María.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Casi medio siglo más tarde, en 1857, a raíz de la aplicación de las leyes liberales los frailes fueron exclaustrados, pasando el inmueble conventual a manos del gobierno, conservando el templo su función religiosa. La huerta fue fraccionada para la edificación de vividas y parte del atrio se convirtió en la actual plaza pública.

En el siglo XX el exconvento presentó muy diversos usos, algunos años fue sede del Seminario de Morelia, posteriormente el segundo patio fue utilizado como estacionamiento de camiones de aseo público, estación de autobuses hasta los años 70. Finalmente, fue albergue estudiantil para la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en donde decenas de jóvenes del interior del estado encontraron un espacio para vivir y continuar con sus estudios.

Foto, Samuel Herrera Jr.

En 1974 el Gobierno del Estado rescató el inmueble realizándose su restauración integral encomendada al arquitecto Arturo Ramírez Bernal.

En septiembre de 1977 se fundó la Casa de la Cultura de Morelia en el exconvento del Carmen. Desde 1980 el Instituto Michoacano de Cultura, fundado en ese año, tuvo su sede en el inmueble hasta que en 2004 el instituto fue convertido en la Secretaria de Cultura de Michoacán trasladándose sus oficinas sede a otro edificio de la ciudad, permaneciendo en el antiguo convento la función de Casa de la Cultura

Hoy en día se ofrecen cursos a bajos costos de guitarra, piano, violín, todo tipo de instrumentos musicales, artes plásticas, danza y canto, por lo que ha atraído a cientos de jóvenes y adultos a aprender temas culturales.

Foto, Samuel Herrera Jr.