Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Es el corazón de la capital michoacana, el centro de la vida religiosa y una de las imágenes más representativas de la Ciudad de la Cantera Rosa. Con más de 300 años de antigüedad, la Catedral de Morelia se mantiene como el referente arquitectónico del pasado colonial. “Ir a Morelia y no tomarse una foto con la catedral de fondo es como no haber ido”, aseguran los turistas, visitantes e incluso migrantes en el retorno durante este periodo vacacional. El inmueble de estilo dórico estructurado en tres naves y dos torres de 50 metros de altura se impone en el centro de la ciudad, tanto en el tema urbano, social, religioso e incluso económico. Con el paso de los años, los jardines y plazas contiguos a la Catedral han adquirido un valor importante como espacios de esparcimiento para los paseantes, especialmente los fines de semana y durante las tardes. Los espectáculos también se han sumado a la tendencia internacional de dotar de vida propia a los edificios. Ejercicios de video mapping y el ahora ya tradicional “encendido de la Catedral” han maravillado a los turistas y locales durante casi quince años. El interior del edificio es de estilo dórico y consta de tres naves la central de ellas sostenida por 14 columnas, anexas a estas naves se encuentran cuatro capillas delicadamente decoradas, así como varios retablos neoclásicos a lo largo de las dos naves laterales. La Catedral tiene cuatro capillas ubicadas al inicio de las naves laterales dos de ellas están colocadas debajo de las torres y las otras dos contiguas, las capillas del lado oriente fueron dedicadas a la virgen de la soledad y al sagrario de la catedral, por su parte una del lado poniente está dedicado a la sagrada familia y la otra realizada en mármol como sepulcro de arzobispos. Más de tres siglos de historia No obstante, la historia de la Catedral es vasta. Su propia importancia le ha colocado como un testigo silencioso de los distintos momentos históricos que cambiaron la vida de Morelia, de Michoacán y del país mismo. No es la primera ni única Catedral que ha sido construida en Morelia. En el año de 1580, apenas cuarenta años de haber sido fundada, la ciudad de Valladolid vio colocar la primera piedra para su catedral. Un recinto “inferior” al actual que se ubicó en lo que en nuestros días serían esquinas de las calles Abasolo y Corregidora. Durante medio siglo el recinto cumplió con su función de congregar a la creciente población vallisoletana hasta que a inicios del siglo XVII un incendio acabó con la iglesia central. Fue entonces cuando en la creciente elite vallisoletana se sembró y germinó la idea de concretar una construcción monumental basada en una catedral; un templo grande, sólido y, sobre todo, relevante acorde a la sede episcopal. Fue así que finalmente tras años de gestiones, el 6 de mayo de 1660 fue colocada la primera piedra por el obispo Fray Marcos Ramírez del Prado. La construcción estuvo a cargo del arquitecto italiano Vizencio Barroquio hasta su muerte, en el año 1692, razón por la cual este gran arquitecto no pudo ver concluida su obra monumental. Sin embargo, solamente 52 años después sus discípulos lograron terminar la gigantesca tarea arquitectónica, por lo que esta magnífica obra fue concluida en 1744. En 1810 la catedral de Morelia fue víctima de diversos saqueos por parte del Ejército independentista, debido a esto y para evitar problemáticas similares hacia finales del siglo XIX se construyó la reja que cubre el perímetro de la majestuosa catedral. Las puertas del inmueble fueron testigos de la tremenda carta de excomunión a Hidalgo y otros insurgentes, misma que fue pegada en el acceso del recinto religioso para que fuera del dominio público y del propio escarmiento para quienes osaran por retar al poderío del orden establecido por el virreinato. Hoy día, además del máximo templo de culto religioso es también sede de eventos culturales, como el Festival Internacional de Órgano.