IMÁGENES NUESTRAS | Dulce de leche, tamarindos, morelianas... en Mercado de Dulces, un epicentro del sabor

A pesar del paso de los años, la tradición de los dulces morelianos se mantiene gracias este espacio que se vuelve una visita casi obligada para los turistas.

Foto: Sam Herrera Jr.

Arturo Molina / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Colores, olores y sabores de los dulces michoacanos se mantienen resguardados desde hace más de medio siglo en el Mercado Valentín Gómez Farías, en la capital michoacana.

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A pesar del paso de los años, la tradición de los dulces morelianos se mantiene gracias este espacio que se vuelve una visita casi obligada para los turistas. Dulce de leche, tamarindos, morelianas, cajeta, palanquetas, pipitorias, ates de frutas, licores de sabores y hasta artesanías de Morelia siguen siendo adquiridas tanto a los locales como a los turistas nacionales e internacionales que visitan la ciudad.

En sus pasillos, el conocido popularmente como Mercado de Dulces luce desde su entrada los colores de la gastronomía moreliana apoyada en sus tradiciones dulces.

Sin embargo, a lo largo de los años, el inmueble en donde hoy convergen miles de turistas, visitantes y ciudadanos ha pasado por múltiples usos que van desde una caballeriza hasta un cementerio en la época colonial.

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La historia de este recinto se remonta a la expulsión de los jesuitas, en el año de 1769, bajo la acusación de haber sido instigadores de motines populares en la entonces Nueva España; esto implicó que las pertenencias dela compañía religiosa fueran literalmente abandonadas por décadas y retomadas y poseídas por el clero secular.

Fue hasta casi 100 años después, bajo el gobierno de Benito Juárez y las promulgaciones de las Leyes de Reforma, que las propiedades del clero regular y secular fueron desamortizadas por el gobierno y empleadas para otros fines laicos, incluidas las propiedades abandonadas por la Compañía de Jesús tras su expulsión.

Casi un siglo después, el panteón fue removido y sustituido por grandes casonas que incluso fungieron como hoteles.

Los pasillos con estructura arquitectónica de arquería, fueron utilizados para el resguardo de los caballos de los huéspedes del lujoso hotel.

Posteriormente, otro siglo después, en el año de 1968, bajo el gobierno municipal de Alfonso Martínez Serrano fue que se inauguró el mercado tal como lo conocen los morelianos al día de hoy, lo anterior luego de conflictos y problemas que se generaron con los comerciantes de dulces y golosinas que se postraban en los portales del primer cuadro, frente a la Catedral de Morelia.

La placa colocada a las afueras del Mercado de Dulces Valentín Gómez Farías, recuerda a los turistas y ciudadanos que el 15 de septiembre de 1968 fue entregada durante el gobierno de Agustín Arriaga Rivera la “obra de restauración y construcción ejecutada por el Ayuntamiento con la colaboración del Gobierno del estado”.

En los carteles publicitarios de los primeros años de funcionamiento del mercado en el inmueble actual se percibían dulces cubiertos de frutas, jaleas, pastas de almendras, guayaba, ates, menbrillates, peronates, todoun “completo surtido de dulces elaborados con limpieza y esmero”, rezaba el escrito de la Dulcería.