Imágenes nuestras | MACAZ, una mansión de 1897 y con 30 años siendo galería de arte contemporáneo

Con una larga vida, este recinto ya había servido como museo y galería de arte, pero fue hasta la década de los 90 que conmemora su nombre al artista Alfredo Zalce.

Foto, Samuel Herrera Jr.

Arved Alcántara / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán.- Mientras los ciudadanos de Morelia y los visitantes exploran el Bosque Cuauhtémoc o caminan junto al Acueducto pueden encontrarse con una sorprendente edificación: el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), que cumple 30 años con su actual nombre. Este recinto no sólo es uno de los pocos edificios históricos que perduran en el lugar, sino que también se destaca como uno de los escasos museos en el municipio dedicados al arte contemporáneo, y, en última instancia, sirve como un tributo a la obra del distinguido maestro michoacano.

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De acuerdo con registros oficiales, el edificio que ahora alberga el MACAZ fue en sus orígenes una mansión construida alrededor de 1897, habitada por una familia de ascendencia francesa. En el último tramo del siglo XIX, estos terrenos, conocidos como Paseo de San Pedro, fueron subdivididos y vendidos a familias de la época para ser utilizados como residencias o casas de veraneo.

Foto: Samuel Herrera Jr., La Voz de Michoacán.

El cambio inicial en esta dinámica social se produjo a principios del siglo XX, cuando los terrenos recuperaron su propósito original como parque público como resultado de la Revolución Mexicana. En consecuencia, se derribaron todas las edificaciones, excepto algunas, entre las cuales se encuentra el edificio que hoy en día alberga el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce.

No fue hasta 1971 que, impulsados por algunos artistas plásticos de la época, se abrieron las puertas de este recinto como Galería de Arte Contemporáneo. Solo un año después, en 1972, el nombre se cambió a Museo de Arte Contemporáneo.

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Paralelamente, la historia de Alfredo Zalce Torres se desarrollaba. Nacido en Pátzcuaro en 1908, el maestro, representante del muralismo mexicano en Michoacán, construyó una carrera fructífera que dejó un legado de miles de obras. A mediados de la década de 1970, ya era un artista reconocido y se le encomendó la tarea de erigir las Estelas de la Constitución al final de la Calzada Benito Juárez. En 1980, el edificio fue sometido a una renovación exhaustiva y reabrió sus puertas en 1984.

Foto: Samuel Herrera Jr., La Voz de Michoacán.

Sin embargo, en 1993, estas dos historias se entrelazaron, y el edificio en el Bosque Cuauhtémoc cambió su nombre a Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, exhibiendo una colección que celebra la presencia del artista. Posteriormente, se llevaron a cabo trabajos de mantenimiento en 1998 y 1999. En 2003, el maestro michoacano falleció, y su velatorio se llevó a cabo en este recinto.

Fue en 2013 cuando se realizó otra serie de trabajos de mantenimiento en el edificio, junto con algunas otras acciones necesarias debido a la antigüedad de ciertos elementos del museo. A lo largo de su historia, se ha buscado mantener una sala permanente llamada "Alfredo Zalce", que exhibe exclusivamente obras del artista, reflejando su amplio espectro creativo que va desde la pintura y el grabado hasta la joyería y los textiles.

Una de las anteriores directoras de este espacio señaló que, a pesar de las diversas dificultades que enfrenta el edificio, es el nombre del artista michoacano el que aporta renombre y orgullo al museo. Personas cercanas al artista en sus últimos años han mencionado que él continuaba creando prácticamente hasta el día de su fallecimiento, lo que significa que hay numerosas obras que aún pueden ser redescubiertas y exhibidas en el museo.

Hoy en día, el museo es una grata sorpresa para aquellos que no están familiarizados con la ciudad de Morelia. No solo es uno de los pocos espacios gubernamentales dedicados al arte contemporáneo, sino que también surge inesperadamente en un rincón de un parque público, evocando la apariencia de una mansión del siglo XIX que, de manera casi milagrosa, sigue en pie en nuestros días.

La mera existencia de este museo hace que el nombre de Alfredo Zalce perdure en la memoria de la capital michoacana, y ni siquiera es necesario adentrarse en el recinto para vislumbrar su obra. Durante el verano, este lugar suele ofrecer cursos para niños, y quienes pasan pueden observar a los niños jugar en los jardines de la mansión, en medio de esculturas del maestro michoacano.

Foto: Samuel Herrera Jr., La Voz de Michoacán.