Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Ante el incremento de los niveles de explotación de los acuíferos y el crecimiento exponencial de la mancha urbana, la tasa de hundimiento de la ciudad de Morelia se sigue acelerando. Estudios revelaron el desplome a un ritmo de entre 5 y 9 centímetros por año. El estudio ‘Crecimiento urbano y hundimiento del suelo: investigación multidécada utilizando datos de asentamientos humanos y satélite Insar en Morelia’, realizado por los investigadores Francesca Cigna y Deodato Tapete del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y el Clima del Consejo Nacional de Investigación y (CNR), en Italia, muestra los hechos estudiados hasta 2020 y publicados en volumen 811 de la revista científica ‘Science of the total environment’, en marzo de 2022 Detalla que las velocidades máximas de desplazamiento vertical aumentaron de 2.5 centímetros por año entre 2003 y 2010 a 9.0 centímetros para el periodo 2014-2021, migrando hacia zonas recientemente urbanizadas. Más de 250 nuevos pozos de agua subterránea se agregaron al Registro Público desde 2000, muchos de los cuales se encuentran dentro de los nuevos asentamientos urbanos. Además, el Radar Interferométrico de Apertura Sintética (Insar) revela un cuenco de hundimiento rápido de 4 kilómetros cuadrados que se fue formando en el fraccionamiento Villas del Pedregal a medida que los lotes de construcción se completaban y vendían progresivamente y se registraban nuevos pozos. “Con distorsiones angulares debidas al hundimiento diferencial que alcanzan el 0.12 por ciento en 2014–2021, los nuevos edificios y carreteras están expuestos a un riesgo de fractura y falla superficial de un nivel comparable al de los bloques de edificios históricos de la ciudad ubicados a lo largo de las fallas principales”, refiere el citado estudio. Apenas en el 2018, La Voz de Michoacán presentó un reportaje en donde compartió los datos de Víctor Hugo Garduño, doctor en Geología Estructural e investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), quien analizó el comportamiento del suelo de Morelia de las últimas décadas. La tasa de hundimiento fue estimada en 6 centímetros por año. El incremento mostrado por el estudio más reciente es sustancial y se encontraría ligado al fenómeno de expansión desordenada de las ciudades, además de la dependencia de las aguas subterráneas. Los investigadores italianos calcularon que el área metropolitana de Morelia se expandió en 1.8 kilómetros cuadrados entre 1975 y 2020, aunque la mayoría de este crecimiento desordenado se dio a partir de 1990. El estudio revela que se han identificado influencias tanto geológicas como antropogénicas en el patrón de deformación de la superficie que afecta a la capital michoacana al menos desde principios de la década de 1980. Lo anterior representa una combinación en el hundimiento del terreno causado por la extracción de agua subterránea con una deformación lenta, continua y sísmica, y una incidencia siguiendo la tendencia de las fallas regionales “La ubicación de los pozos principales, la proximidad a las fallas principales y el espesor del relleno sedimentario cuaternario que compone el acuífero se identificaron como los factores clave que explican la mayor parte de la variación de las señales de hundimiento en el tejido urbano”. Además, advierte tasas de desplazamiento mucho más pronunciadas en la colonia Villas del Pedregal, que superan los 5 centímetros por año desde 2014, en un área de aproximadamente 4 kilómetros cuadrados. Otra zona que muestra hundimiento importante se ubica al noreste de Morelia, entre Real Hacienda y Villas del Real Poniente, al norte de la falla El Realito. En esta zona, las tasas verticales alcanzan 1.8 centímetros. Otros puntos impactados son Torremolinos, la calle Cuautla, Chapultepec, Ventura Puente, La Colina, Manantiales, La Soledad, Cerritos y el área conurbada entre Tarímbaro y Álvaro Obregón. Los especialistas advierten también de la sobreexplotación de los recursos naturales: más del 40 por ciento de sus acuíferos se encontraban en déficit en 2020 con concesiones de extracción de agua por encima de la recarga natural y en detrimento del almacenamiento acuífero. La explotación de aguas subterráneas se intensificó en los últimos años debido al crecimiento significativo de la población y el desarrollo de nuevos barrios en zonas previamente tierras rurales, con la perforación de nuevos pozos. En su momento, el especialista Garduño Monroy, refirió en que la única forma de mitigar el hundimiento de la urbe sería permitir que se recargaran nuevamente los mantos acuíferos subterráneos para que así la superficie tenga soporte. El primer reporte de hundimiento se dio a conocer en 1985, uno de los principales indicadores fue el hundimiento del edificio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la avenida Nocupétaro, el cual, debido a la deformación del suelo, ya fue derribado. Pese a las advertencias de los especialistas y la ubicación de las fallas, el desarrollo habitacional ha continuado sobre las fallas y ya han comenzado a generar afectaciones a las viviendas. A consecuencia del estrés hídrico sobre las capas del subsuelo, desde hace al menos 10 años se ha documentado un incremento en la activación de las 12 fallas geológicas identificadas en Morelia.