Juan Bustos / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. El deterioro a la cúpula de la Parroquia de San José es, hasta cierto punto, normal por las características del inmueble, entonces lo que se requiere después de acciones de mantenimiento es una evaluación estructural para saber si se necesita intervención del edificio a fin de prevenir un daño más amplio ante futuros eventos, como sismos, expuso Guillermo Martínez Ruiz, investigador de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Como documentó La Voz apenas el mes pasado, la cúpula de este templo presenta evidentes daños. Sobre el problema, el especialista detalló que, de manera preliminar y por la información disponible, el daño que se presenta es por humedad, señala que existen diversas posibilidades: “en 2016 visitamos el espacio, en la revisión notamos que en la zona oriente hay una escalera de cantera junto a la cúpula que se agregó para dar mantenimiento al cupulino y que puede contribuir a la acumulación de humedad”. Detalló que, de igual manera, el recubrimiento con azulejos en el lado poniente de la cúpula presenta desprendimientos, lo que puede hacer que se filtre la humedad. “Este recubrimiento lo vemos en otros templos, como el del Carmen, y si no lo tiene deja pasar con facilidad el agua cuando llueve, que puede acumularse en la base del tambor”. El especialista nicolaita dijo que lo que se ve es un deterioro progresivo por falta de mantenimiento y, en definitiva, hay zonas que se han tenido que restituir ya; “por el material fotográfico se percibe que hay zonas que parece ya fueron intervenidas con lo que parece yeso”, aunque reiteró que hace falta una evaluación a fondo. Guillermo Martínez agregó que estos son elementos a revisar y los que están generado problemas a las partes no estructurales, como son el recubrimiento. “Ahora, en torno a los agrietamientos que se observan, pueden tener muchas causas, pero es común en este tipo de cúpulas”, aseveró. Indicó que no solo la cúpula de San José tiene agrietamientos, ya este tipo de afectaciones ya está presente en otros templos, como el de La Merced y el templo de La Cruz, que son típicos entre los nervios de la cantería, “aunque no están tan anchas como en el Templo de San José, donde son muy apreciables”. Detalló que las cúpulas están divididas en ocho gajos, cada uno esta dividida por dos “nervios de cantera” que pueden ir por debajo o por arriba de la cúpula, como el caso de San José. “A veces hay grietas que aparecen exactamente donde está el nervio y otras que aparecen entre los dos nervios, es decir a la mitad del gajo, para decirlo de manera coloquial”. Foto: Jaime Lagunas. Reiteró que es normal la aparición de estos agrietamientos y llegan a la base de la linternilla que su vez es la base del cupulino; “conectan con la linternilla y pueden subir las grietas hasta el cupulino, lo que observo son los daños típicos de cualquier cúpula de cantería”. Reiteró que, de primera instancia, se requiere mantenimiento, “muchas veces no se toma en cuentan esto hasta luego, ya que está lloviendo y daña más a los edificios, por ejemplo, el caso de hace algunos años del Templo de San Agustín que tuvo amplias filtraciones”. Manifestó que incluso no existe un programa o itinerario de inspecciones visuales de manera rutinaria; “finalmente están bajo la administración de la Arquidiócesis, ellos tienen sus responsables que deben estar al tanto y hacerse llegar de los técnicos para el correcto diagnóstico y una propuesta de intervención, claro con el visto bueno federal, responsable del espacio”. Foto: Jaime Lagunas. Detalló que otro aspecto que es fundamental analizarse es que hay un daño acumulado de manera progresiva y que le resta resistencia a la cantería y es importante en otras etapas proceder a valorar qué tan vulnerables están ante eventos extraordinarios, como podría ser un terremoto. Indicó Guillermo Martínez que es posible que se acumulen en un bloque los agrietamientos y puede generar un derrumbe parcial, “porque la linterna está apoyada sobre el anillo de la cúpula, son estudios no de mantenimiento sino de vulnerabilidad y riesgo”. Dijo que en el terremoto del 19 de septiembre de 2017 hubo innumerables muestras de colapso de grietas en cúpulas; “en mucho de estos colapsos fueron precisamente los agrietamientos los que catalizaron los mismos”. Explicó que, por ello, a través del conocimiento acumulado en el posgrado de la Facultad de Ingeniería Civil, que tiene 10 años estudiando el Centro Histórico de Morelia, pueden brindar asesoría en torno lo que requiere estos edificios.