Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Ante las denuncias y evidencias de trata de personas de comunidades indígenas y menores de edad oriundos del sur del país en la ciudad de Morelia, autoridades de los tres niveles de gobierno preparan un diagnóstico sobre la situación de niños en condición de calle y posibles víctimas de trata de personas. Luego de que La Voz de Michoacán evidenció a través de un reportaje la presencia de niños pidiendo dinero a los automovilistas, se advirtió que el fenómeno se replica en la mayor parte de los cruceros y zonas comerciales de la capital del estado. En el caso concreto evidenciado por La Voz de Michoacán, los menores, oriundos de Chiapas, fueron trasladados desde el sur del país. Luego de la denuncia pública no se han vuelto a instalar en el mismo punto. Al respecto, Yolanda Equihua, directora del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna), señaló que desde los primeros días de octubre se comenzó con la actualización de un diagnóstico sobre niños en condición de calle en la capital del estado, así como una evaluación sobre posibles casos de trata de personas. Destacó que desde el Sipinna se ha advertido la presencia de personas oriundas de comunidades tzotziles del sur del país, en tanto que establecer criterios sobre trata de personas no se ha logrado comprobar. En muchos casos, al ser abordados, suelen mentir sobre sus datos personales para después desaparecer de la mancha urbana. Explicó que no es el único tema en el que se encuentra trabajando la dependencia en conjunto con el DIF Municipal de Morelia, DIF Estatal y otras instancias de protección a los derechos de los menores. La presencia de niños jornaleros en la Costa michoacana y la región del Bajío del estado es otro aspecto que también se trabaja. "Ya lo estamos revisando, son personas tzotziles de Chiapas, no hablan mucho, te dan nombres distintos y se cambian de cruceros. Estamos atentos, no es el único tema pendiente, como sociedad también tenemos el tema de los niños jornaleros”, explicó la funcionaria. Los cruceros no son el único punto en donde se observan menores vendiendo dulces o pidiendo caridad. También el Centro Histórico de Morelia se ha convertido en un espacio en donde constantemente niños suelen pedir caridad a los ciudadanos, turistas y visitantes. En los puntos como en las mesas de los restaurantes ubicados en los portales y en el Jardín de las Rosas, también se advierte la constante presencia de menores de esta condición. "Es un tema que desde la Secretaría Ejecutiva Sistema Estatal estamos trabajando. Desde octubre de este año nos reunimos con el DIF Municipal y con personal de Atención a Pueblos Indígenas. La intención es conocer si el DIF, quien tiene la atribución, tiene un diagnóstico y en su momento daremos a conocer", precisó. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha precisado que la labor de campo para identificar niños explotados en cruceros es incluso peligrosa para los inspectores y trabajadores sociales al acercarse a conversar con estas familias, debido a que muchas de las veces acaban en agresiones físicas o hasta intimidaciones. Son los padres de familia quienes incurren principalmente en la explotación infantil, sobre todo en los varones de entre 5 y 15 año de edad, a quienes someten a jornadas laborales bajo el sol sin garantizar su salud, su derecho a la educación o cualquier derecho infantil. Las cifras de niños que trabajan rebasan los 118 mil casos. Únicamente hay 7 mil casos de menores que trabajan en edades permitidas, es decir, después de los 16 años bajo condiciones controladas. Otro aspecto que preocupa es que los niños también fueron alcanzados y explotados por el crimen organizado. La Organización Civil Red Nacional por los Derechos de la Infancia ha advertido que a nivel nacional se ha dado un aumento del 153 por ciento del reclutamiento de menores de edad a las filas del narco e incluso, siendo explotados en diferentes formas. Desde los 9 y 10 años los niños y niñas inician su vida en las filas de la delincuencia, y en ese contexto ha trascendido que la principal actividad para la que son reclutados es para el halconeo y envío de mensajes, por lo que les espera un largo escalafón hasta llegar a ascender en las organizaciones delincuenciales, si es que no son detenidos o asesinados.