A 12 años del asesinato de Don Trino, sigue sin impartirse justicia para el pueblo de Ostula

Tras la muerte de Don Trino, numerosas familias fueron exiliadas de sus territorios para proteger su propia vida.

Redacción / La Voz de Michoacán

Xayakalan, Michoacán. En el pueblo de Santa María Osutula, el representante José Trinidad de la Cruz fue asesinado tras haber planteado a las autoridades la urgencia de implementar rondines en la zona de Xayakalan dentro del municipio.

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La comunidad experimentaba acoso constante por un grupo de paramilitares, debido a que este territorio colinda con el puerto de Lázaro Cárdenas, que se encontraba en disputa por el posicionamiento estratégico que representa para las células delictivas.

Según la minuta de la reunión, realizada en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán, los representantes de esta dependencia se comprometieron a coordinarse con la Procuraduría General de Justicia del estado, a efecto de incrementar los rondines en las zonas que se indican.

Sin embargo, una semana después del acuerdo, el dirigente de la comunidad fue secuestrado por cuatro sujetos armados en un recorrido por el municipio. Este hecho fue atestiguado por los miembros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que lo acompañaban.

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Tras algunas horas, su cuerpo apareció con signos de tortura y con las manos atadas. Tenía una oreja cercenada y cuatro impactos de bala. El representante del pueblo había denunciado que tres integrantes del grupo paramilitar que opera en la zona lo habían golpeado y amenazado previamente.

“Nos amenazaron con realizar una masacre, hablaron de asesinarnos a todos y, mientras esto pasaba, golpeaban a don Trino, oíamos sus gemidos, creemos que lo estaban acuchillando, esa es la impresión que tenemos, por los gritos que emitió y por lo que ellos estaban diciendo”, relató Citlali Hernández, una de las integrantes del colectivo que presenció la escena.

“Luego de golpear a don Trino, los hombres armados le pidieron que se levantara, para dejarnos ir a nosotros, ahí fue cuando nos quitaron los celulares. A causa del dolor, don Trino no podía levantarse, le preguntaban si podía pararse, y él, con gemidos, respondía que no, pero aun así lo obligaron a golpes a ponerse en pie y se lo llevaron hasta donde ya no alcanzábamos a mirarlo”, relató la joven del incidente que cumple 12 años.

Tras la muerte de Don Trino, numerosas familias fueron exiliadas de sus territorios para proteger su propia vida. Así mismo, fueron saqueadas maderas y minerales de las comunidades indígenas y campesinas de la región, sobre todo en los municipios de Aquila, Coahuayana y Chinicuila.

“Con la memoria a flor de piel y los corazones llenos de rabia (…) cuando se construye con tanto amor a la vida que se está dispuesto a dar la propia para defender la vida colectiva, hoy exigimos alto a la guerra, justicia para el pueblo de Ostula, justicia para Don Trino y castigo para sus asesinos”, expresaron algunos de los miembros de su comunidad a cuatro años del incidente, que hasta la fecha sigue sin ser esclarecido o castigado.