José Luis Ceja Guerra / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. Vecinos de colonias y comunidades de este municipio han venido denunciando ante las autoridades a la empresa tequilera de esta región de generar contaminación en los drenes y arroyos de las localidad con afectaciones a la flora y la fauna local a más de la infraestructura urbana debido a que para la implantación de cultivos de agave en las faldas de la loma de Otero se canceló un arroyo auxiliar. La empresa Productos Selectos de Agave adquirió en arrendamiento varias hectáreas en la falda oriente de la Loma de Otero, considerada como zona arqueológica desde el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas del Río, Antonio Valdovinos, vecino de este lugar, señaló que, al margen de si estaba permitido o no, la implantación de estos cultivos borraron una serie de cunetas o pequeños canales cuya función era la de distribuir el excedente de agua y conducirlo a los arroyos de Los Tres Ríos y de ahí integrarse al Río Jiquilpan. Al ser cancelados, el agua se desbordó y convirtió prácticamente en ríos gran parte de las calles de esta zona habitacional en la que además se desarrollan actividades como procesamiento de lácteos y forraje ganadero con las pérdidas que ello implica. La empresa productora de tequila se encuentra en el ojo del huracán de la ciudadanía debido a sus cuestionables prácticas ambientales pues se le relaciona con la contaminación registrada en los drenes de la colonia Cuauhtémoc al norte de la población a donde vierten sus desechos residuales al grado de que, en su momento, los vecinos de esta colonia exhibieron fotografías de piñas de agave entremezcladas con la tierra que se utilizó para bloquear el Dren Yerbabuena e impedir el paso de aguas negras de Jiquilpan por territorio sahuayense. Lo anterior ante la queja de organizaciones ambientalistas que han venido denunciando que además de la ocupación de espacios urbanos y la contaminación, el cultivo de agave afecta seriamente las cualidades de los terrenos en que se establecen a más de que éstos han invadido espacios no aptos para ello como la zona arqueológica de Otero al poniente de la población y ahora en la colonia Cuauhtémoc en la que afectarán de manera sensible la escasa posibilidad de agua potable que existe. Octavio Meza Ortiz, líder de la organización Guardianes del Ambiente, ha señalado que el incremento de las hectáreas cultivadas de agave se debe básicamente a que debido a la degradación de los suelos que se ocasiona, los productores de agave están siendo desalojados de otras entidades federativas que también cuentan con la denominación de origen para la producción de tequila por lo que buscan nuevas localidades para establecerse. HAY PRECEDENTES DE SUSPENSIÓN DE ACTIVIDADES En mayo del 2019, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ordenó la suspensión de actividades de cultivo de agave de esta empresa tequilera en la zona arqueológica de Otero por considerar que afectaba al patrimonio cultural de los pueblos originarios, el Centro Michoacán del INAH ordenó la suspensión de cultivo de agave en un radio de 45 hectáreas del centro ceremonial de Otero que se ubica al poniente de la cabecera municipal, suspensión que no se llevó a cabo toda vez que la empresa tequilera no retiró las plantas de agave que había establecido ya. Incluso, la organización Guardianes Del Ambiente señaló en su oportunidad el crecimiento de las plantaciones de agave en espacios considerados como reservas territoriales lo que genera el incremento en la producción de residuos; a lo anterior, de acuerdo a vecinos de la colonia Cuauhtémoc donde se han ampliado estos cultivos, se suma el hecho de la contaminación del dren La Yerbabuena, donde se descargan también las aguas residuales y los desechos industriales de la empresa tequilera que opera en esta región; pese a que la contaminación, señalan, es evidente, los vecinos de este lugar temen presentar las denuncias ante las autoridades correspondientes debido a los amagos que sufren a manos de algunos trabajadores; de hecho, incluso temen tomar fotografías de los cultivos para presentar como evidencia ante las autoridades debido a que lo prohíben los trabajadores. Especialistas ambientales señalan que “A diferencia del sistema tradicional de cultivo del agave verde, para sembrar el azul, que fue introducido, se requieren grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas químicos, los cuales causan daños ambientales importantes, cuyos efectos en las tierras y en la salud de las comunidades no se están visualizando ni valorando a largo plazo. Este aumento de los agroquímicos, junto con los arrastres de nutrientes hacia los cauces naturales, así como el drenaje urbano e industrial no tratados, han contaminado el agua de los ríos”.