Angélica Ayala / La Voz de Michoacán Pátzcuaro, Michoacán. La abuelita sólo se desvaneció y cuando ya estaba a punto de caer de su silla fue su hijo quien la sostuvo para que evitar el golpe, esto tras más de cuatro horas que su cuerpo no resistió el estar esperando su pago del adulto mayor. Fue entonces cuando la vieron en el suelo que los servidores de la nación se “compadecieron” y “aceleraron” el trámite para que recibiera su dinero correspondiente a dos pagos. “Venimos de la colonia Pueblita, desde las 09:00 de la mañana estamos aquí y mire lo que pasó”, dijo su hijo mientras tomaba en sus brazos a su mamá. El llamado para el pago del apoyo para el adulto mayor que otorga el gobierno federal cambió como se venía haciendo, ahora la instrucción fue llegar a la Unidad Deportiva de Pátzcuaro. “Me dijo el joven que me llamó que no importaba la hora, pero yo creo que nos vamos lo más pronto que podamos”, dijo doña Maru, a quien le extrañó que no la citaran en las oficinas de Telégrafos, donde habitualmente acuden. Ahí les entregan su orden de pago y pasan a ventanilla, un trámite que realizaba en máximo media hora, pero ahora no fue así, tardó casi cuatro horas para recibir su apoyo. La entrega se realizó por la calle México, en una de las canchas de la parte de atrás de la Unidad Deportiva. En la fila, que casi llegaba a la avenida Las Américas, se podía ver a adultos mayores con bastón, algunos en silla de ruedas, otros, sostenidos por sus familiares. Algunos, en edad avanzada, esperaban ahí formados sin que ningún funcionario les llevara una silla para que la espera la realizaran sentados. La desinformación y desorganización afectaron a todos los beneficiarios, nadie sabía cómo sería el trámite o qué hacer para recibir su dinero. Foto, Angélica Ayala. “¿La fila para abuelitos enfermos o discapacitados dónde es?”, preguntó el familiar de una de las beneficiadas, quien por su edad no puede permanecer de pie. “Es la mesa que está junto a la canasta, ahí le dan el trámite”, contestó una servidora de la nación, quienes, es de mencionar, ninguno llevaba el chaleco o distintivo para ubicarlos, sólo se hacían notar porque trataban de poner cierto orden ante tan mala organización. Al llegar a la mesa, el familiar preguntó si podía dejar ahí los documentos para realizar el cobro, es la copia de la credencial de elector, “¿viene a afiliar?, ¿quién es la persona?”. Al tener como respuesta un no, le indicaron que se dirigiera a otra de las mesas, “con la señora que está ahí”, al caminar hacia allá y llegar con la persona señalada y preguntar lo mismo, la respuesta fue: “En la mesa que está en la orilla (al otro extremo), ahí le piden sus documentos. Por favor, diríjase ahí”, no sin antes aclarar que primero les estaban pagando a todos los beneficiados de las comunidades de Pátzcuaro, acto seguido al llegar a la mesa las responsables preguntaron, “¿cobra por telégrafos?”. Se les respondió que sí, “entonces tiene que formarse en esa fila; si no pueden ellos, un familiar”. Al estar formados por más de una hora, la indicación fue pasar a las sillas que tenían formadas, “¿qué pasó?”, le preguntó su familiar a doña Maru, quien tuvo que ausentarse por motivos laborales y al regresar ya no estaba en la fila. “Esto es un desorden, nadie sabe nada, nos quitaron de la fila y nos sentaron aquí, que aquí nos iban a pagar, pero no nos pidieron nada, que sólo habría que esperar”. Esta desorientación de los abuelitos fue en general, quienes no sabían de qué tenían que hacer para recibir su dinero. Foto, Angélica Ayala. Nuevamente, al acercarse a un servidor de la nación, de la misma mesa que le dijeron se formaran porque les pagaban en telégrafos, de una manera grosera y prepotente, la señorita explicó que sus compañeros deberían haber recogido la copia de la credencial de elector, al responder que no había sido así y tras un regaño, “debe aprender a escuchar”, le dijeron, recibió la copia y la anexaron a un montón de más copias de los abuelitos que ya les habían pedido el documento. “Deberían tener más consideración por las personas de la tercera edad, tienen horas formados y nadie les dice nada”, fue le reclamo. Al desvanecerse, la señora sólo pedía irse a su casa, “ya vámonos, aunque no me den nada”, era la petición de la abuelita que esperó más de cuatro horas para recibir su pago. Al acercarse el personal para saber qué pasaba, le tramitaron “más rápido” su pago, mientras tanto una persona llamó al 911 para solicitar el servicio médico. Tras diez minutos no llegó personal de Protección Civil, menos una ambulancia. Ante ello, y al entregarle su apoyo económico, la levantaron y se salieron del lugar. La cancha era resguardada por la Guardia Nacional y elementos de Seguridad Pública, sin embargo, el desorden y desorganización afectaron a todos los beneficiarios por la larga espera para recibir su pensión de los adultos mayores. Es de mencionar que sin tener un módulo especial para los adultos mayores enfermos o que no podían caminar, sin servicios de emergencia o apoyo de Protección Civil, los sanitarios se encuentran al menos a unos 50 metros de distancia, sin botes de basura, los abuelitos recibieron su pensión para el adulto mayor del gobierno federal.