José Luis Ceja / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. Derivado a la escasez de obras públicas y la falta de una cultura de planeación financiera, el sector de la construcción a mediana escala se encuentra reducido a su mínima expresión, lo que ha traído como consecuencia el despido de al menos el 65 o 70 por ciento de los trabajadores. Así lo externó Roberto Valdovinos, empresario local de la construcción, quien aseguró que de mayo pasado a la fecha, como consecuencia de las restricciones sanitarias tanto en México como en Estados Unidos, la industria sufrió una baja en la actividad ya que al carecer de obras del orden gubernamental, se apostó a la construcción particular que se fondea a través de las remesas; sin embargo, esto no funcionó como se esperaba. “Desde el inicio de las administraciones municipales le apostamos a concursar por la obra pública pero en lo que va de las administraciones no ha habido y las pocas que se han liberado literalmente venían amarradas o eran invitaciones directas y ahí ya no podíamos, prácticamente todos los medianos constructores nos quedamos fuera de la jugada ya que los municipios querían que financiáramos las obras para pagar en enero de 2021; para nosotros, en mi caso particular, no hay la solidez financiera para hacerlo, yo dependo de los pagos de los contratos para sueldos, mantenimiento de maquinaria, equipo y combustibles”. En lo que respecta a la apuesta a las remesas para subsistir esta pandemia, el entrevistado señaló que si bien se ha notado un incremento en éstas ello no implica necesariamente que se dé la reactivación económica “Sí hay dólares, quizá más que otros años, pero lo que hace la gente que los recibe es asegurar comida, pago de servicios, las cosas más indispensables, y no están pensando en construir un cuarto o una alberca; si acaso hacen reparaciones urgentes y ahí es donde nos está golpeando porque no hay dinero local”. Explicó que previo a la pandemia, el dinero obtenido por las familias locales se destinaba al gasto corriente y las remesas eran utilizadas para reparaciones o construcciones, lo que permitía a los constructores tener ingresos regulares en tanto ofertaban por una obra municipal; la actual crisis ha llevado a este sector a cesar de sus empleos a poco más de la mitad de los trabajadores de planta con el gasto que ello implica debido a los recursos que se deben erogar por concepto de liquidación. “Ahora, si nos sale algo, tenemos que estar buscando a trabajador por trabajador para pedirle que nos ayude de manera eventual y a veces resulta incluso incómodo tener que buscar al mismo trabajador que despediste hace tres días porque ellos también le buscan por su lado de manera independiente y se ofrecen para realizar trabajos menores”, consideró el entrevistado, y señaló que al menos el 40 por ciento de la industria, al menos en lo local, se encuentra paralizada y sin esperanzas de una pronta recuperación. Incluso señaló que el declive de la industria arrancó con el arribo de la actual administración federal, cuando se les retiró a los legisladores la posibilidad de gestionar obras de infraestructura para los municipios de sus distritos ya que esto era, en mayor medida, lo que sostenía la industria. “Primero los contratos de los gobiernos municipales, después las remesas y finalmente el dinero local, esa era la línea de financiamiento y ahora sólo tenemos las remesas y no se utilizan en la construcción”.