Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. A pesar de los avances legislativos y de socialización sobre el proceso de despenalización de la cannabis a nivel nacional, en Michoacán no se ha trabajado en ninguno de los frentes tanto del ejecutivo, legislativo y social. Mientras que en otros estados se han manejado foros informativos y económicos respecto al potencial de la planta, en lo local “no hay interés institucional”. Colectivos advierten que mientras que Michoacán cuenta con un suelo importante para la producción del cannabis y su uso con fines medicinales, textiles e industriales, el costo político de trabajar en la materia ha cerrado las puertas a cualquier tipo de iniciativa local. Desde diciembre del año pasado, a nivel federal avanzó la despenalización del uso de la planta mientras que desde hace poco más de 2 semanas, la legislación se detuvo de manera temporal en el Senado de la República y se espera, sea cuando pase el proceso electoral cuando se reanuden la pasable despenalización. En voz de Edgar Pahua, integrante de colectivos en pro del uso de la planta, no hay acercamientos ni se conocen iniciativas en el Congreso del Estado de Michoacán que vayan encaminadas a armonizar lo que podría consolidarse en la ley federal en cuestión de meses. Por parte del ejecutivo estatal tampoco se han registrado avances, en voz del activista la criminalización de las corporaciones locales al uso, consumo y producción de la planta es uno de los puntos que más preocupa. Entre las luces de “esperanza” para quienes impulsan la actividad económica más allá del uso lúdico, es que la renovación del Congreso local de Michoacán, así como la misma administración estatal refresque las ideas y las tendencias en el estado. “No hemos tenido ninguna charla con nadie local a pesar de que hay algunas intenciones o algunos son tolerantes con estos temas pero hasta el día de hoy no hay colectivos que estén convocados. No hay de diputados, ni de gobierno que se hayan acercado para atender este tema”, explicó el activista para esta casa editorial. Este mismo año, la CANAMICH y el del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce) expusieron a la opinión pública el mundo de posibilidades para el que se debe de preparar el campo Michoacano ante los avances de la regulación. El fin de fenómenos como la pobreza, la contaminación y el cambio ilegal de uso de suelo se vislumbran posibles con la implementación de la planta que cuenta con potencial casi ilimitado como producción primaria y valor agregado. Desde el cáñamo, fibras textiles, cannabidiol, productos farmacéuticos y sus derivados, e incluso la producción alimentaria, tendrían una derrama económica en las zonas de mayor marginación y pobreza de todo el estado. El mercado del cáñamo en específico, crecerá hasta el valor de los 347 mil millones de pesos para los próximos 6 años, por lo que señaló que entre los programas de fomento económico de los gobiernos y de los propios productora se debe de empezar a votar a ver al cultivo de la cannabis. Incluso, el fenómeno del cambio ilegal de uso de suelo encontraría un freno con el establecimiento de plantaciones de cannabis en materia industrial. Uno de la principales errores en los que han caído las leyes y el manejo sanitario del uso de la planta es que únicamente se interpreta como una planta de uso lúdico, mientras que las propiedades industriales permanecen fuera de cualquier intento de legislar. Hasta el momento se estableció, en la comunidad de Tacícuaro una plantación controlada con la que se busca explorar las variedades productivas de la cannabis, así como su adaptabilidad a los distintos suelos. Si bien desde hace décadas Michoacán ha presentado plantaciones ilegales de marihuana, en su mayoría controladas por el crimen organizado, el mercado es en su mayoría de exportación para uso lúdico ilegal.