Redacción / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- Durante los últimos 20 años, la capital michoacana registra un crecimiento demográfico acelerado y a grandes escalas. A la fecha tiene una población de 825 mil 585 habitantes y cada vez son más los conjuntos habitacionales que se construyen, lo que implica una invasión al entorno natural ante el cobijo de las autoridades. La noche de este miércoles, un puma fue captado en una calle ubicada entre las tenencias de Santa María y Jesús del Monte, una de las regiones más boscosas Morelia, pero que con el paso de los años la mancha urbana la ha ido devorando. De las 6 especies de felinos que se distribuyen en el estado, al lince se le ubica en las zonas aledañas de Morelia y el lago de Cuitzeo, pero ha sido desplazado por la creciente densidad poblacional y la deforestación de sus bosques, de acuerdo un estudio de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Los bosques de Morelia y sus terrenos ejidales han sido arrebatados a través de la especulación de empresas fraccionadoras que han sacado jugosas ganancias con la venta de viviendas, incluso violentando las normas sobre el cambio de uso de suelo, como lo ha denunciado en su momento el gobierno michoacano. Durante los meses de marzo y abril del presente año se registraron varios incendios forestales en la zona de Santa María y Altozano que dañaron más de mil hectáreas de área natural. De los siniestros, se especula que dos fueron provocados para forzar el cambio de uso de suelo. Una obra que enfrentó a los morelianos fue el ramal camelinas que conecta la zona sur de Morelia con la avenida Camelinas, a un lado de Plaza Morelia, la cual estuvo frenada por tiempo debido a la defensa de ambientalistas, pero finalmente se construyó. Con una extensión de 170 hectáreas, con pinos y encinos, fue decretada como zona natural protegida el 31 de diciembre de 2009. Se estima que las 170.5 hectáreas que conforman esta área brindan servicios ambientales equivalentes a 34 millones 673 mil 694 pesos por la captura de carbono, retención de suelos, biodiversidad, captación de agua y regulación de temperaturas ambientales. Como paliativo a la deforestación de la zona, la autoridad municipal implementa campañas de siembra de árboles, además, se firmó un convenio de colaboración para su restauración y protección ambiental en la Loma de Santa María y zonas aledañas, por lo que no permitirán que invadan más empresas fraccionadoras. A la capital michoacana se le ubica como el municipio que más pérdida forestal ha registrado a causa de los incendios intencionales. Solo en 2019 se contabilizaron mil 500 hectáreas perdidas, equivalente a más de un 10% del acumulado estatal dañado por estas acciones. A finales del año pasado, por lo menos 30 fraccionamientos estaban en proceso de municipalizarse y otros en trámites; Morelia ha registrado un 42.6 de crecimiento de estos espacios para habitar.