Misa Crismal | Carlos Garfias pide a sacerdotes que no se muevan por intereses particulares

El arzobispo de Morelia también pidió a los presbíteros no ser indiferentes ni pasivos ante el sufrimiento del pueblo por la violencia y la inseguridad.

Foto: Sam Herrera Jr.

Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, exhortó este miércoles a los sacerdotes de la arquidiócesis a que, junto con él, oren los unos por los otros para que no sean los intereses particulares los que los muevan, sino los deseos queridos por Dios.

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Durante la celebración de la Misa Crismal, en la que se consagró el óleo del santo crisma y se bendijeron los óleos de los enfermos y de los catecúmenos, Garfias Merlos encabezó la renovación de las promesas sacerdotales, como una “manifestación de comunión y sinodalidad de los presbíteros con su obispo”.

Acompañado del Cardenal emérito, Alberto Suárez Inda; del arzobispo coadjutor, José Armando Álvarez Cano, y de decenas de presbíteros presentes en la Catedral de Morelia, en la homilía dijo que, como sacerdotes, no son dueños de los fieles, sino servidores, “para que cada uno de ellos llegue en comunión con la Iglesia y gocen de ser testigos del Evangelio”.

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Expresó que hoy se pide a los sacerdotes ser portadores del mensaje de salvación de Jesús “que muchos intentan sofocar”.

El prelado agregó que en la Misa Crismal todos tienen la oportunidad de reconocerse y redescubrirse, “ungidos por el Señor, para recuperar la vivencia dinámica y transformadora de nuestra vocación, para ser una Iglesia renovada, sinodal, revitalizada y reavivada en Cristo nuestra paz”.

Asimismo, en el sentido de la construcción de la paz, pidió dar respuesta evangélica a la realidad de violencia e inseguridad “que flagela a nuestro pueblo ante cuyo sufrimiento no podemos ser indiferentes ni permanecer pasivos”.

Y a ejemplo de Don Vasco, el primer obispo de Michoacán, que sepan proyectar la fe en la vida social, con una verdadera incidencia que transforme la realidad; finalmente, consideró la urgencia de que sacerdotes y obispo sigan caminando juntos y en la misma dirección. Posterior al mensaje, el arzobispo procedió a la consagración y bendición de los óleos.