Solidaridad con los que sufren la violencia e inseguridad, pide el arzobispo de Morelia a los sacerdotes en la Misa Crismal

Carlos Garfias Merlos consagró el Santo Crisma y bendijo los óleos de los catecúmenos y los enfermos, este miércoles en la Catedral de Morelia.

Foto: Víctor Ramírez, La Voz de Michoacán.

Juan Carlos Huante / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El arzobispo Carlos Garfias Merlos pidió a los sacerdotes de la Arquidiócesis de Morelia –que comprende parroquias de Michoacán y Guanajuato– que se solidaricen con los que más sufren la grave crisis de la violencia e inseguridad.

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Este miércoles, durante la Misa Crismal, celebrada en la Catedral de Morelia, Garfias Merlos también exhortó a los presbíteros a que promuevan entre los feligreses gestos de solidaridad hacia las personas que sufren. Asimismo, destacó que el sacerdote debe recuperar la vivencia dinámica y transformadora de su vocación, para poder ser una Iglesia reavivada y revitalizada en “Cristo, nuestra paz”.

En esta misa, donde se consagra el Santo Cisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y los enfermos, además de que se renuevan las promesas sacerdotales que se hicieron el día que fueron ordenados, en la homilía el arzobispo manifestó que “como elegidos y ungidos por el Señor”, hoy se pide a sacerdotes y obispos ser portadores del mensaje de salvación “que muchos intentan sofocar”.

“No es fácil ser mensajeros de la verdad, pero las personas, a quienes hemos sido enviados, quieren ver nuestro testimonio de vida sacerdotal y oír de nuestros labios las enseñanzas que vienen directamente de Jesucristo a través de su Iglesia”.

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Agregó que recibieron de Cristo la misión de llevar a los pobres la buena nueva, anunciar la liberación a los cautivos, especialmente a aquellos que son prisioneros y esclavos de su propio pecado y no quieren convertirse; a los que viven en la oscuridad de su soberbia y rebeldía”.

A los presentes en el recinto religioso, les recalcó ir en medio de este mundo descristianizado, anunciando con gozo la alegría del Evangelio.

“Les pido reavivar el magnífico don que hemos recibido el día de nuestra ordenación para ser fieles a ese ministerio recibido”, continuó el arzobispo, quien llamó a los presbíteros a tener una conversión renovada, a ser nuevo sacerdote ministerial con nuevas actitudes.

CONSAGRACIÓN Y BENDICIÓN DE LOS ACEITES

Carlos Garfias Merlos dijo que la Misa Crismal que celebra junto con su presbiterio y dentro de la cual consagra el Santo Crisma y bendice los óleos, así como la renovación de las promesas sacerdotales, es una manifestación de comunión de los presbíteros con el propio obispo.

Explicó que con el Santo Crisma consagrado se ungen los recién bautizados y los confirmados son sellados, y se ungen las manos de los presbíteros, la cabeza de los obispos, las iglesias y los altares en su dedicación.

Con el óleo de los catecúmenos, estos se preparan y disponen para recibir el bautismo, y con el óleo de los enfermos, estos reciben el alivio a su debilidad y enfermedad.

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