Apuestan en Jiquilpan por rescatar la medicina tradicional en las comunidades

Estos conocimientos no hacen a las mujeres capacitadas ni enfermeras ni médicos, pero en el ámbito rural estos conocimientos pueden significar un importante aporte

Foto, José Luis Ceja.

José Luis Ceja / La Voz de Michoacán

Jiquilpan, Michoacán. Una vez que las autoridades sanitarias permitan reanudar actividades, se buscará dar impulso a la capacitación en la preparación y uso de medicina alternativa, dijo Beatriz Hernández Flores, impulsora de este proyecto, quien agregó que un sinnúmero de mujeres de la cabecera y comunidades de este municipio se han venido capacitando, previo a la pandemia, en esta vertiente de la medicina.

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Explicó que estos talleres que se venían dando no se realizaban de manera empírica, sino que los conocimientos que reciben están avalados en bases científicas ya que los procesos que enseñan las curanderas tradicionales en algunos casos han sido certificados por instituciones educativas de nivel superior en los sectores público y privado.

Advirtió que adquirir estos conocimientos no hace a las mujeres capacitadas ni enfermeras ni médicos, pero que en el ámbito rural de las comunidades de este municipio estos conocimientos pueden significar un importante aporte para coadyuvar en la salud pública.

De esta forma, dice, las hierbas y plantas que crecen de manera natural en las faldas de los cerros, bajo las piedras y cualquier otro lugar, pueden ser utilizadas para la preparación de cocimientos, baños, ungüentos y otros para ayudar en algunos padecimientos comunes en estas comunidades.

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“Dolencias como reumas, dolores de huesos y músculos, son remediados con base en hierbas como la ruda y otras que se encuentran prácticamente en cualquier lugar. La capacitación es también un entrenamiento para detectar las plantas que pueden ser benéficas para el ser humano. En este proceso se utilizan prácticamente todos los sentidos del ser humano pues hay ver, sentir, oler y, en algunos casos, degustar la planta para determinar cantidades a utilizar a la hora de hacer las preparaciones”.

El entorno

Si bien la venta de plantas con fines medicinales no es algo nuevo en Jiquilpan, donde tradicionalmente los domingos algunos espacios son ocupados por vendedores de hierbas, la práctica de curar sí lo es, ya que, de acuerdo con las crónicas locales, ésta era una práctica mal vista por los ciudadanos y en algunos casos generaba el rechazo a la mujer o mujeres que ofrecían cocimientos de hierbas para remediar algunos malestares.

En Jiquilpan era famoso Rómulo Mora, un jornalero que encontró en la venta de hierbas un modo de vida, al grado de que su actividad consistía en remontarse a los cerros de San Francisco o Sarabia, o la Loma de Otero, para vender sus hierbas los domingos en uno de los portales de la Plaza de La Aguadora.

Actualmente es en el atrio de San Francisco, cuando de vez en vez se puede ver a una pareja vendiendo sobre un tendido en el piso lo mismo imágenes y novenas de santos que hierbas que ofrecen curar del alcoholismo, tabaquismo, reumas, diabetes, úlceras y otros males.

Foto, José Luis Ceja.

Es esta práctica que algunos consideran una charlatanería, lo que ha llevado a que por parte del orden gubernamental se realicen importantes esfuerzos para rescatar de manera puntual la actividad milenaria de la curación con hierbas.

De lo que podrían definirse como curanderos tradicionales no queda sino el recuerdo de “gente como ‘La Güera’ Magaña, en el barrio de San Cayetano; Josefina Rico, por la calle Guerrero, y doña Consuelo, en la esquina de los Moreno, todas en la zona oriente de la ciudad”.

El origen de una comunidad y su rivalidad con los vecinos

Ubicadas un par de kilómetros al sur de la cabecera municipal, una frente a otra, las tenencias de Totolán y Los Remedios guardan añeja rivalidad tanto por sus orígenes como por la práctica de la fe. De acuerdo con las crónicas de la tenencia indígena de San Martín Totolán, desde el inicio de la evangelización de estas tierras, la mayoría de los nativos aceptaron la fe, las costumbres y creencias de los evangelizadores, entre éstas la de la medicina europea. Al correr de los años, en la tenencia de San Martín algunos siguieron las costumbres nativas en temas de salud y persistían en la utilización de hierbas y minerales para remediar males de salud. Estos nativos, principalmente mujeres, fueron expulsados de su comuna cerro arriba, donde fundaron el caserío de Los Remedios, en alusión a la actividad que no les estaba ya permitida por cuestiones de fe en San Martín Totolán,

Con el correr de los años y ya con la utilización de mano de obra esclava en la Hacienda de Huaracha, algunos de los africanos huyeron y se refugiaron en el caserío de Los Remedios para lograr que sus hijos nacieran libres al ser procreados por las nativas de este lugar, este proceso dio paso a la raíz africana que todavía se refleja en los rasgos faciales y algunas costumbres que predominan en la tenencia de Los Remedios, y que, de acuerdo con algunos estudiosos del tema, rememoran las costumbres de algunas tribus africanas.