Daire Zúñiga / La Voz de Michoacán Cada año, durante las últimas semanas de octubre, los campos de Copándaro, Cuitzeo y Tarímbaro se transforman en un mar de color naranja intenso. La denominada Ruta de la Flor marca el preámbulo de las festividades con motivo de Noche de Muertos a la vez que invita a los visitantes a recorrer estas plantaciones, aprender sobre sobre el cempasúchil y su significado cultural, y participar actividades alternas como talleres de elaboración de altares y degustaciones. La festividad es para recordar a los seres queridos que han partido, para conectar a las familias con sus difuntos, pero en Michoacán es también un motor económico que detona la actividad productiva y de servicios de cientos de familias que han encontrado sustento en dar vida y promoción a la tradición. Se cree que el intenso aroma y el color vibrante del cempasúchil sirven como guía para las almas de los difuntos en su camino de regreso al plano terrenal durante la Noche de Muertos. Los pétalos de esta flor se esparcen hasta el altar para formar un camino luminoso que las almas puedan seguir. A los vivos la flor los puedes guiar hasta esta zona de Michoacán, en donde los campos se transforman en tapices dorados que se pueden conocer gracias recorridos guiados; la oferta turística ha ganado fuerza en los últimos años y los prestadores de servicios han implementado una serie de rutas como una opción para conocer más a fondo esta actividad, así como la cultura y oferta gastronómica local. El recorrido comienza en Cuitzeo, donde los productores de las flores permiten la visita de turistas a sus campos mientras comparten el proceso de siembra que, según comentan, comienza en el mes de junio. Mario Melo Lobato, productor local, expone que este trabajo implica preparar la tierra para el desarrollo de las plantas y posteriormente, aplicar un sistema de riego para que se produzca la mayor cantidad posible de esta flor. Luego de este encuentro con los agricultores uno puede conocer comida local; en un restaurante cercano al Lago de Cuitzeo los propietarios preparan atole a base de la flor de cempasúchil. En este lugar, se ofrece una degustación mientras se explica el proceso de elaboración de esta bebida y la representación de la flor de cempasúchil en la gastronomía regional. Gabriela Reyes, una de las propietarias, apunta que la flor es un elemento que se utiliza para preparar alimentos desde tiempo ancestrales; generalmente esta combinación es para pigmentar de naranja las bebidas de la temporada. Otro elemento presente en el lugar son la danza de Los Kúrpites y las mojigangas, estas últimas tradicionales del municipio de Cuitzeo. Los prestadores de servicios exponen que estas figuras de varios metros de altura son básicamente estructuras de carrizo y forrada de papel; en su elaboración participan hasta 30 personas por el tamaño que tienen. Algunos de los recorridos ofrecen también la oportunidad de ver alguna presentación con estos colosos de cartón. Para concluir con la actividad en el restaurante, se ofrece un recorrido en kayak en la zona del Lago de Cuitzeo y posteriormente la ruta sigue de Copándaro para conocer el cultivo de este año. En una de las parcelas repletas de flores de cempasúchil y algunas de pata de león, el productor José Manuel Rico comenta que en su terreno los visitantes pueden ingresar a la zona del cultivo de manera gratuita, siempre y cuando se cuide que la flor no sea dañada, pues la misma se envía a diferentes zonas del estado para su venta. Javier Álvarez García, promotor cultural, expresa que el municipio de Copándaro es el principal productor en la flor de cempasúchil; recuerda que en el año 1955 por primera vez se cultivó esta planta para posteriormente sembrar la pata de león, la cual con el paso del tiempo ha recibido diferentes nombres, como flor de terciopelo o flor de mota, y se emplea junto con el cempasúchil en la decoración de los tradicionales altares de muertos. Afirma que luego de cultivar estas flores en Copándaro, los agricultores empezaron a buscar acercamiento con propietarios de tierras ejidales para proponer la siembra de estos ejemplares en el municipio de Tarímbaro, el cual también se ha convertido en un referente de la producción de la flor. Comparte Javier Álvarez que desde hace cinco años se empezaron a permitir las visitas a los campos de cultivo en los municipios mencionados, lo que a su vez ha generado una nueva tradición para los michoacanos en estas fechas. Reconoce que para estas acciones el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Turismo, ha impulsado las visitas en los campos a través de turoperadoras y guías para que las personas interesadas conozcan el trabajo de los productores michoacanos, encargados de dar vida y color no sólo los altares, sino buena parte de la decoración en las principales ciudades con motivo de esta. Ecoturismo Morelia y Enamórate de México son dos de las empresas que ofrecen este servicio, principalmente los fines de semana del mes de octubre. El recorrido cierra en la localidad de Tarímbaro, donde el productor Isidro Pérez ofrece una degustación de pulque, una bebida espirituosa que se obtiene de la fermentación del aguamiel, y que en esta temporada también se elabora a base de la flor de cempasúchil. El productor señala que dentro de su familia él es parte de la tercera generación que se dedica a elaborar el pulque en el municipio, y destaca que en cada festividad se busca realizar esta bebida a base de ingredientes representativos, ya sea de Día de Muertos o celebraciones como la Independencia de México o las fiestas de fin de año. La invitación de don Isidro está abierta para acudir en cualquier fecha, pero también la insistencia de la Ruta de la Flor en esta temporada de Noche de Muertos.