Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- Con base a los efectos colaterales de los incendios forestales de los últimos años, investigadores, académicos y ambientalistas exhortan a las autoridades a cuantificar los daños generados por las conflagraciones más allá de las afectaciones a los distintos tipos de suelo; desde contaminación del aire, pérdida de patrimonio ambiental, cultural, económico e hídrico, tendrían que ser incluidos en los estudios de daño. Hasta este 2021, los informes de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en cuanto a reportes locales de daños por incendios, revelan únicamente datos de superficie afectada por hectárea, tipo de suelo afectado, horas hombre requeridas para controlar el fuego y zonas de mayor afectación, mientras que otros datos siguen faltando. Si bien en los últimos años las autoridades estatales han celebrado que únicamente el 4 porciento de la superficie afectada corresponde a suelos de arbolado robusto y la mayor parte lo ocupan pastizales y suelos arbustivos, se advierte que el daño va incluso más allá del daño inmediato al ecosistema. Solo en lo que va de este año, regiones del norte del país como Nuevo León y Tamaulipas han presentado contingencias en la calidad del aire por la gran cantidad de incendios registrados en los últimos meses. Lo anterior, no es ajeno al estado de Michoacán, en donde ciudades como Morelia y Uruapan han presentado condiciones de contaminación del aire derivada de incendios de bosques aledaños que incluso ponen en riesgo la salud de los ciudadanos. Preocupa en especial que se presenten este tipo de datos porque el número de incendios y las hectáreas se han multiplicado, lo que a su vez también puede generar un incremento en otras afectaciones, desde cuestiones económicas hasta de salud, las cuales no han sido cuantificadas y ante la cantidad de conflagraciones sería importante conocer a detalle. Especialistas han advertido que los incendios producen monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno que, al combinarse con la luz solar, los gases generan reacciones químicas que a su vez producen ozono a nivel de suelo, lo cual resulta en un peligroso contaminante para las poblaciones aledañas. El último informe Greenpeace International advierte el panorama en que los incendios contribuyen al cambio climático de tres maneras. Por un lado, la liberación directa de dióxido de carbono a partir de la quema de los árboles; la liberación de hollín y la misma destrucción de los bosques, con lo que se reduce el potencial de absorción de dióxido de carbono en la región durante un largo periodo de tiempo. En voz de Gustavo Sánchez Valle, titular de la Comisión Forestal de Michoacán, al panorama anterior se deben de sumar efectos de pérdida económica, cultural y de captación hídrica. Solo en el estado de Michoacán, comunidades indígenas basan su economía en la producción de artesanías a base de la madera y el aprovechamiento de los bosques, por lo que los incendios forestales inciden en afectar el desarrollo de las propias comunidades. “Hay una mayor insistencia sobre todo de los académicos y ambientalistas para que se consideren otro tipo de indicadores y variables para medir incendios. En los que se han presentado en Michoacán solo el 4 por ciento son incendios que han dañado arbolado, sin embargo hay gente que señala que necesitamos empezar a cuantificar cuantas toneladas de dióxido de carbono significa un incendio a pesar de que no comprometa arbolado, pastizales que generan emisiones o si el incendio afectó alguno que puede ser fundamental en términos de belleza escénica, culturales o en el caso aquí de la zona que rodea a Morelia, puede ser estratégico para la captación de agua”, explicó.