Arturo Molina / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Con más de 240 sismos registrados en la misma región en poco más de un mes, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierten el nacimiento de un nuevo cono volcánico en la región michoacana del Paricutín. De enero del 2020 a junio de 2021 son más de 4 mil microsismos los que se han registrado en los acelerógrafos y que han generado preocupación e interés en la comunidad científica a nivel nacional, toda vez que se trata de un comportamiento atípico en el mismo sitio, donde hace casi 80 años surgió uno de los volcanes más jóvenes en México. Especialistas urgieron a que se tomen medidas de prevención de riesgos ante la creciente actividad volcánica de la región en dónde convergen poblaciones, ciudades y actividades económicas de todo tipo. Los fenómenos de enjambre sísmico se han presentado en la región en 1997, 1999, 2006, 2020 y durante este 2021 tal como se ha replicado en otras regiones del país. El doctor Carlos Valdés González, investigador del Instituto de Geofísica (IGF) y director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM-Costa Rica, consideró que se deben de vigilar y monitorear los enjambres sísmicos como indicadores precursores del nacimiento de un nuevo volcán, mismo que puede genera riesgo a la población y acompañarse de otros factores. En voz del especialista, para que se presente una erupción o el surgimiento de un nuevo coloso, se requiere además de los microsismos, deformación del terreno, emisión de gases, manifestaciones hidrotérmicas y alteraciones visibles. “La principal pregunta que nos surge es la posible actividad volcánica, porque México es un país volcánicamente activo, especialmente en esa región, donde hay más de mil 200 volcanes pequeños en el llamado campo de volcanes de Michoacán-Guanajuato”, señaló el experto, quien recordó que en esa zona surgió en 1943 el coloso Paricutín, al cual antecedió una serie de sismos. Fenómeno de enjambres tiene casi 20 años Por su parte, Denis Xavier Francois Legrand, también investigador del Instituto de Geofísica explicó que, aunque la ocurrencia del enjambre sísmico es una condición importante, no es la única para el surgimiento de un nuevo volcán, por lo que emplazó que se continúe con la vigilancia científica constante de este fenómeno, que no se sabe cuánto tiempo puede durar. “Estos enjambres suponemos que están asociados al movimiento de magma, pero no siempre llegan a la superficie. Estos enjambres aparecieron en 1997, 1999 y 2006, y no llegó el magma a la superficie. Tal vez pasa lo mismo ahora, por lo que es muy importante seguir vigilándolos”. Denis Xavier Francois Legrand, investigador del Instituto de Geofísica Luis Antonio Domínguez Ramírez, profesor de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Morelia, recomendó que los habitantes cercanos a la zona de movimientos sísmicos estén atentos de emanaciones de gases que también acompañan al surgimiento de actividad volcánica. “La emisión de gases es hasta cierto punto fácil de detectar por el olor a azufre, así como las manifestaciones hidrotermales y afectaciones a la vegetación, que se secan cuando recibe temperaturas mayores a las acostumbradas desde el suelo, además de que contamos con el apoyo del Servicio Sismológico Nacional para los movimientos sísmicos”, argumentó. Los académicos consideraron que, aunque no hay información concluyente al respecto, es recomendable seguir una estricta vigilancia científica en la zona, estar pendientes de los mapas de riesgo y las recomendaciones de las autoridades de Protección Civil. https://twitter.com/SkyAlertMx/status/1400991772990398464 Desde el 2020 la Coordinación Estatal de Protección Civil en Michoacán negó el riesgo de surgimiento de un nuevo volcánico o de riesgo por erupciones volcánicas en la región. A pesar de llamados de especialistas, el monitoreo de la actividad del suelo se detuvo desde hace más de 1 año. La doctora Patricia Alarcón, especialista en gestión de riesgo de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), ha presentado informes de riesgo en la región y manifestado su preocupación en torno a la casi nula cultura de prevención de riesgos en los municipios aledaños. En total son cuatro los municipios que se encuentran en la zona en dónde se advierte la intensa actividad volcánica desde hace décadas y que, a pesar del peligro, sus ayuntamientos no cuentan con estudios de riesgo o protocolos de atención a la población en caso de desastres.