Juan Bustos / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Los municipios que hace diez años se levantaron en armas ante las condiciones de violencia y extorsión, con las autodefensas, siguen siendo los más violentos, ante un contexto de pobreza y exclusión que padece la población, así como falta de políticas públicas que atienda el bienestar de la población, expuso Joel Salvador Herrera, sociólogo especializado en seguridad y crimen organizado. En el marco del aniversario de la aparición de las autodefensas, el especialista con estudios en la Universidad de California en Los Ángeles, expuso que el que se vuelva a darse una irrupción de las autodefensas, es difícil, debido a que no existen las mismas condiciones políticas, pero también, la permanencia de grupos armados, ligados grupos delictivos impediría ese surgimiento. Expuso que el decaimiento del movimiento de autodefensa comenzó con su institucionalización al integrarse a la Fuerza rural, pero también la cooptación de parte de este movimiento por parte de grupos del crimen organizado. ‘Movimiento, legítimo’ Postuló Joel Salvador Herrera, pese la evidencia vigente y varias posturas en contra, que el de autodefensas sí fue un movimiento legítimo y orgánico que nace ante el hartazgo de las condiciones impuestas por los grupos del crimen organizado; “el problema con este movimiento, en mi opinión, fue el tema de los infiltrados, lo cual es cierto en cierta medida, pero también es un poco más complejo”, justificó. “Si damos un paso atrás y analizamos qué tipo de personas integraban las autodefensas, veremos que los líderes eran los más acomodados de la región, ya que eran los más afectados por los impuestos que imponían Los Templarios”. Recordó que los integrantes de las autodefensas eran trabajadores agrícolas y en muchas ocasiones, trabajadores de los mismos líderes, pero que también sufrían los efectos de la nueva dinámica impuesta por los grupos criminales Detalló que la economía de Tierra Caliente se basa en gran medida en la agricultura y la minería, pero históricamente también ha estado presente el narcotráfico, por lo tanto, es comprensible que haya una fuerte presencia de grupos criminales y narcotraficantes pequeños e independientes, o aquellos que fueron aislados por los Templarios, quienes también tenían quejas sociales y se levantaron en armas, en conjunto. “Dependiendo del pueblo que se analice, como Tepeque o Buenavista, hubo una fuerte presencia criminal, y en muchos casos, esta presencia corrompió el movimiento”, dijo. El especialista indicó que aún hay violencia y desplazamientos debido a la forma en que se realizó la pacificación de esta región, donde después del periodo de enfrentamiento armado, el estado de cosas nunca se reemplazó por un estado de derecho que previniera estas situaciones, por lo tanto, estos problemas seguirán sucediendo en el futuro cercano. “En mi investigación he encontrado que los municipios que se levantaron en armas son los que tienen los niveles de violencia más altos. en ese periodo, estos municipios eran los más violentos, y hoy en día siguen siendo los más violentos, y la violencia ha aumentado en estos movimientos de manera acelerada en comparación con aquellos que no se levantaron en armas”, recalcó Joel Salvador Herrera. Narcotráfico y empleo El doctorante de la UCLA indicó que un elemento que sirve para comprender el fenómeno de violencia es que hubo un rompimiento en cómo se veía socialmente al narcotráfico en la región; “durante la mayor parte de la historia del narcotráfico en Michoacán y Tierra Caliente, la relación entre el crimen y la sociedad era de beneficio mutuo, en el sentido de que no había mucha violencia contra la sociedad en general”. Apuntó que tal vez había enfrentamientos entre grupos de traficantes, pero en una región muy marginada, el narcotráfico era una fuente de ingresos a la que mucha gente podía acceder libremente, como si se tratara de un trabajo temporal, por ejemplo, transportando drogas a otra región, de la misma manera en que mucha gente en Michoacán y en otras partes de México iba a trabajar a Estados Unidos por un tiempo determinado. Sin embargo, con la llegada de grupos criminales como Los Zetas y la Familia Michoacana, la relación entre el crimen y la sociedad era más explotadora, cobrando cuotas a los grandes productores, hasta cobrando cuotas a pobladores por el simple hecho de vivir en esos lugares. Frente este contexto, indicó que la ausencia del Estado es entrecomillas, por ejemplo. en Apatzingán, hay una fuerte presencia del gobierno, con un cuartel del militar y muchas instituciones del estado estatal y nacional, pero esa ausencia se da en áreas clave, sobre todo en la seguridad y el bienestar de la población.