Celebra Templo de San Francisco el día de la Calendaria

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Foto: La Voz de Michoacán/Samuel Herrera Jr.

Héctor Jiménez / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Este 2 de febrero, conocido por millones de mexicanos católicos como el Día de la Candelaria, decenas de morelianos se dieron cita en la edificación más antigua de toda la ciudad, el Templo de San Francisco, para escuchar la tradicional misa que se ofrece por este motivo y formar parte de la serie de rituales que incluyen la bendición de las figuras del Niño Dios que recién abandonaron los Nacimientos.

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Foto: La Voz de Michoacán/ Samuel Herrera Jr.

Para muchos, el Día de la Candelaria es la fecha para cumplir el compromiso adquirido el pasado 6 de enero, cuando comieron la tradicional rosca de Reyes y su porción tenía oculta una pequeña representación del Niño Dios. La tradición señala que, por este motivo, el día 2 de febrero deben ofrecer una tanda de tamales a quienes se reunieron a partir la rosca de Reyes. Pero además, esta fecha también es el día para desmontar el Nacimiento de muchas casas, retirar al Niño Dios y llevarlo para que reciba la bendición.

Así lo hicieron decenas de morelianos que se dieron cita en el Templo de San Francisco al mediodía del sábado. En la tarde soleada, desfilaron las figuras por la plaza más antigua de la ciudad. De diversos tamaños y posiciones, las representaciones de Jesús durante su infancia guardan similitudes y diferentes entre sí. En casi todas aparece con la piel clara, el cabello castaño y los ojos claros. En algunas está sentado y corta en una corona. En otras, está acostado y apenas vestido. Cada una refleja el esmero de la familia que lo colocó en su Nacimiento durante las pasadas fiestas navideñas.

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La ceremonia comienza con el tradicional encendido de las velas. Los representantes religiosos se ubican en la entrada del templo y los feligreses, en su mayoría mujeres mayores, se acercan para rodear a los sacerdotes y esperar su turno para que les sea encendido el cirio o la veladora que mantendrán así durante casi toda la misa. El templo se va llenando del calor de estas mechas encendidas y de las personas que casi llenan todas las bancas del recinto.

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Las decenas de figuras representativas del Niño Jesús ya se encuentran plantadas al pie del altar, mientras fray Felipe Álvarez ofrece la tradicional homilía, en la que recuerda el sentido de la actual celebración que, dice, ha ido transformándose en los últimos años. “Hoy en toda la Iglesia celebramos esta fiesta, una fiesta que a lo mejor se le han cambiado un poco los nombres. Su nombre antiguo era la Fiesta de las Paletas, la Fiesta de la Candelaria, es decir, la Fiesta de la Luz. Por eso, nuestros cirios simbolizan a esta luz que es Cristo”, explicó el líder religioso.

“Por el siglo IV se celebraba esta fiesta de la purificación de María. Después de que aquella mujer tenía a su hijo, a los 40 días se purificaba y presentaba a su hijo. También quiero que veamos lo que estamos haciendo, también ustedes traen sus niños Dios, es decir que traen a Jesús en estas imágenes y lo traen al frente, así como José y María en la purificación”, añadió el sacerdote.

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Finalmente, fray Felipe Álvarez hizo un llamado a su comunidad para que las luces encendidas dentro del Templo de San Francisco representen las buenas decisiones y las buenas acciones, que deben mantenerse durante todo el año en las casas de los feligreses. Mientras decía estas palabras, las figuras religiosas presentadas por las familias se mantenían al pie del altar. Sin embargo, destacaba la representación de la Inmaculada Concepción, ubicada a un costado del recinto y que, de acuerdo con el sacerdote, supera los 500 años de antigüedad.

“Este Templo de San Francisco es el más antiguo de Morelia, incluso es anterior a la Catedral. Aquí fue donde nación Morelia. Entonces, esta imagen tiene un valor muy importante para todo el Barrio de San Francisco”, explicó fray Felipe antes de hacer el llamado a la bendición de las representaciones del Niño Dios. Cuando da la orden, prácticamente todos los presentes se vuelcan hacia el altar. Los representantes religiosos comienzan a lanzar el agua bendita hacia las figuras y hacia la gente. Alguna mujer que llegó tarde levanta en brazos un nicho, esperando que alcance a ser parte del ritual.

Tras una hora y media ha terminado la misa con motivo del Día de la Candelaria. Los feligreses, en su mayoría mujeres mayores, están satisfechas porque sus figuras religiosas han recibido la bendición. Sin embargo, no se retiran del recinto, quedan deslumbradas por el brillo y los colores de la Inmaculada Concepción. Se acercan a ella, sacan su teléfono móvil y piden que les tomen una foto.