Inés Alveano Aguerrebere El 22 de agosto fue el día del Bombero. Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido. Y en este caso, nadie piensa en lo necesarias que son las corporaciones de bomberos, hasta que salvan a Morelia de un incendio fatal. Quizás muy poca gente pensó que lo sucedido en la fábrica, en ciudad industrial hace unos años podría haber acabado con media ciudad. Ciertamente, lo pensé yo, porque sé que un fuego que ardió durante varios días afectó a Londres en 1666. El llamado Gran Incendio acabó con las viviendas de 700 mil, de sus 800 mil habitantes. Ser bombero implica grandes riesgos, y una necesidad inmensa de capacitación y de entrenamiento físico, debido a que una mala decisión, o una acción inadecuada, puede costarles la vida a sus compañeros. Trabajan siempre en equipo, porque finalmente, funcionan como una cadena. Y una cadena es tan fuerte, como su eslabón más débil. Muchos de los recursos con los que estas corporaciones funcionan, es equipo donado, generalmente por la hermandad con corporaciones de Estados Unidos, lo que implica que es equipo usado. Eso disminuye por sí mismo la seguridad y la durabilidad. Las normas de seguridad americanas establecen para todo el equipo de bombero, un determinado número de horas de duración, o de exposición al fuego, después del cual deben de salir de circulación. Esta misma situación en nuestro país es un sueño utópico, puesto que vemos a personal de bomberos con equipo desgastado, roto y en malas condiciones, lo que los expone a sufrir lesiones durante sus labores. El personal con el que cuentan las corporaciones es personal que debería recibir capacitación continua, sin embargo, lo que sucede es que les toca pagar de su bolsa cualquier curso o entrenamiento. Y a eso súmele que muchos son voluntarios; personas que sustentan una familia o estudios. Como sociedad y como gobierno, debemos cuestionarnos qué estamos haciendo mal. Si la casa que hábito se incendiara, yo querría que fuera auxiliada por un personal capacitado, con los conocimientos y habilidades al máximo, y con un equipo en óptimas condiciones. Pero pareciera que sólo en el momento crítico es cuando nos preocupamos y exigimos que todas las corporaciones cuenten con equipo completo de primera calidad y personal altamente entrenado. El personal de bomberos está ahí para ayudarnos cuando todo nuestro patrimonio y la vida de nuestros seres queridos está en riesgo. Actualmente, las corporaciones tienen que buscar estrategias para conseguir recursos para mantenerse en funcionamiento, como gasolina, equipo, maquinaria y en algunas ocasiones, para cursos de capacitación en el extranjero o en el país. Ellos se ven en la obligación de botear, buscar caridad. Me queda claro, que los bomberos deberían tener garantizado tanto su sueldo, como el equipo y maquinaria para trabajar de manera eficiente. El gobierno debería ser el responsable, por medio de los impuestos que ya pagamos. Pero mientras eso sucede, le invito a ser donador altruista. A reconocerles, con la cartera, con el monedero. ¿Cuánto pagaría usted, porque en caso de necesitarlos, funcionarán las cosas?