El mole y el pulque están listos para la fiesta, Santa María de Guido desempolva sus candiles para que sean colocados en sus calles, también desempolvan sus orígenes pirindas que quedan plasmados en los rincones de la antes conocida Santa María de los Altos. El 15 de agosto, con su fiesta del Mole, festeja a la Virgen de los Altos y para ello se congrega a muchos de los habitantes de esta extensa y contrastante tenencia, que cada año recibe a cientos de visitantes. Santa María también es considerada como “un crisol” por el cronista y también habitante de la tenencia, Lorenzo Velásquez, quien ha relatado que “Yotatiro”, lugar de la blancura, como era llamada años atrás, está edificada con y sobre la cantera. Este sitio ha sido el escenario de importantes momentos históricos, batallas y pláticas forman parte de su historia. Entre los hechos importantes que se dieron en esta tenencia, está la batalla entre Morelos y Agustín de Iturbide, en diciembre de 1813, luego de que los insurgentes se atrincheraran en la loma para planear la toma del ejército realista. Además, más de cien años más tarde, en 1930, en una de las bancas en las afueras del templo, el general Lázaro Cárdenas firmó la paz con uno de los guerrilleros de la sierra llamado Simón Cortés Vieyra que generó un movimiento para la repartición de tierras. El cronista de la tenencia, Lorenzo Velázquez, también cuenta que en la época de la Revolución Mexicana, la tenencia era un sitio estratégico, porque por la altura se instalaban cañones en esta zona y mientras los vallisoletanos nadaban en el arroyo que baja de El Durazno y sale a Casa de Gobierno, se tronaron cañones porque venían los revolucionarios y todos salieron corriendo. Fiesta ancestral En sus crónicas de fines del siglo XIX, el Pingo Torres menciona que la fiesta de Santa María se caracterizaba por la romería más tradicional de aquella época, atrayendo a la comunidad vallisoletana, que caminaba por la Calzada Juárez con sus canastas de mimbre, llegaban a la loma y compraban mole con guajolote, que junto a las enchiladas y el pulque, era tradicional degustar desde lo alto de la capital del estado, Morelia. Mariachis y banditas de viento tocaban en la plaza de la Escuela Primaria 20 de Noviembre, donde antes fuera la primera plaza pública de Santa María, a un costado del conocido Cerrito del Calvario, donde en los años treinta, se mandó a hacer un quiosco que fue el primer mirador de Morelia. Citando a arqueólogos e historiadores como Efraín Cárdenas, Carlos Herrejón Peredo, Fabián Ruiz, Ramón Sánchez Reyna, el cronista y habitante de Santa María de Guido ha relatado un poco de la vida que ha tenido este lugar. Si quieres leer Imágenes Nuestras en su totalidad, la encontrarás en la edición impresa de este domingo.