Morelia, Mich.- Más allá de los mitos y realidades que existen alrededor de los hongos, lo cierto es que al ser químicamente semejantes a algunos neurotransmisores que produce el cerebro humano, nuestro cuerpo los reconoce como tal; de ahí la importancia, e incluso la peligrosidad, de que se usen indiscriminadamente afirmó la investigadora de la facultad de Biología, Marlene Gómez Peralta. La especialista en hongos confirmó que el consumo de ciertas especies del reino fungi no es para la fiesta sino para la espiritualidad y la salud, por lo que se requiere de mucha preparación y ayunos debido a que la respuesta se da a nivel inconsciente y en ese caso, las consecuencias pueden ser que el consumidor quede “permanentemente atrapado” en el estado instintivo al que llegó, luego de la ingesta. Gómez Peralta reiteró que el estatus de “hablar con los dioses, ha sido históricamente una práctica para abrir la mente y para conocer; para resolver problemas y para decidir; no para el alboroto, la fiesta o la diversión”. La investigadora de la Universidad Michoacana participó en el programa de actividades alusivas a la XXIX exposición “Hongos de los alrededores de Morelia”, que se presenta en el Museo de Historia Natural, donde ofreció una charla amena y cargada de anécdotas, bajo el título “Los hongos, organismos enigmáticos, sus mitos y realidades”. Gómez Peralta se refirió al mito medieval de los hombres lobo y a las brujas estadounidenses del siglo XVII, explicando que sus comportamientos y efectos psicológicos, entre ellos alucinaciones, sinestesia o ganas de volar, eran ocasionados por el consumo de pan contaminado por el cornezuelo, que es un hongo que infecta los granos de cereal, y de cuyas sustancias químicas se obtiene el ácido precursor del alucinógeno conocido como LSD. De la misma manera relacionó a los hongos con la Navidad, y expuso que en la fiesta donde originalmente se celebrara el arribo del sol, Santa Claus es la representación de un chamán; el árbol es el estrato donde se desarrollan los hongos; los calcetines colgantes son los hongos; y los renos además de ser consumidores de la especie, toman sus nombres de sus efectos atribuibles como son: Cupido, bromista, bailarín, cometa, etc.. Recordó la presencia de los hongos en enseres de la cultura romana y en el ciceón, una bebida griega ancestral utilizada en el culto a los dioses, argumentando además, la inspiración en la especie Amanita muscadia, por parte de los creadores de “Alicia en el país de las Maravillas”, debido a sus efectos de macropsia y micropsia, desórdenes neurológicos que afectan la percepción visual, haciendo que los objetos sean percibidos más grandes o más pequeños de lo que son en realidad. No olvidó mencionar algunas obras literarias e incluso culturas que relatan la presencia de seres mitológicos como duendes, gnomos, espíritus del bosque, seres mágicos, gremlins, trolls, chaneques, alushes, trasgos, etc., y otros seres que se relacionaban con los hongos en la Europa medieval. Para concluir, Marlene Gómez hizo referencia a la Iglesia del Honguito en Puebla, considerada por la investigadora como una estrategia de evangelización, así como a algunos códices indígenas, culturas mesoamericanas y personajes como Curicaveri, Xochipilli o incluso la curandera María Sabina, cuyas solas menciones refieren al “contacto con los dioses” originado por la ingesta de hongos.